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Existen ‘tramos de la muerte’ en carreteras de todo México
México.- Algunas partes de las carreteras federales en varios estados del país se han convertido en verdaderos tramos de la muerte debido a las malas condiciones en que se encuentran: pavimento deteriorado, proliferación de baches, circulación reducida a dos carriles, falta de mantenimiento y señalizaciones, así como deslaves y negligencia o poca pericia de los conductores como causantes de la mayoría de los accidentes viales.
La carretera Transpeninsular, de mil 711 kilómetros, en Baja California, que cruza Tijuana, Rosarito y Ensenada hacia Los Cabos, en Baja California Sur, tiene su tramo de la muerte de 15 kilómetros, donde los accidentes son frecuentes. En el primer semestre de 2017 hubo 34 percances.
El trecho Chapultepec-Meneadero, el cual une a Ensenada con el sur del estado, es peligroso por la alta movilidad y el tráfico; además, la carpeta asfáltica siempre está dañada y faltan señalizaciones.
En julio de 2004, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) entregó ese tramo al municipio de Ensenada por encontrarse en zona urbana, pero en malas condiciones. En 2016, el director del Centro SCT, Alfonso Padrés Pesqueira, anunció la modernización del tramo de la muerte, por un monto de 480 millones de pesos. No obstante, las obras no resolvieron de fondo el problema.
La autopista Escénica es tema aparte. En diciembre de 2013 se hundió la carpeta asfáltica en el kilómetro 93, en la parte que une a Tijuana con Ensenada; no hubo muertos. Pero en una parte de 20 kilómetros subyacen fallas geológicas. Además tiene un aforo vehicular de 10 millones de unidades cada año.
En Campeche, debido al mal estado del pavimento, los baches y contar con sólo dos carriles, el tramo entre Ciudad del Carmen (Campeche) y Frontera (Tabasco), ha sido catalogada como la carretera de la muerte por la frecuencia de accidentes mortales.
Aunque la SCT no considera peligrosos sus casi 96 kilómetros, para los habitantes de la región sí lo son, y aún recuerdan aquel 15 de mayo de 2014, cuando un autobús chocó de frente contra una pipa de gas que explotó y dejó al menos 15 muertos y más de 23 lesionados.
Pobladores de Atasta, Nuevo Progreso, San Antonio Cárdenas y Emiliano Zapata, por donde cruza esta carretera que une a los estados de Campeche y Tabasco, han exigido trabajos de ampliación y modernización, pero los proyectos están frenados desde hace años porque se encuentran en el Área Natural Protegida Laguna de Términos y en la Reserva Natural de los Pantanos de Centla.
En Coahuila, cuatro de los 32 kilómetros de la autopista Carbonera-Puerto México-Los Chorros, vía de cuatro carriles que conecta al centro del país con la frontera norte, son considerados tramo de la muerte por los transportistas de carga, debido a sus frecuentes curvas con falta de peralte y la velocidad que los vehículos toman al desplazarse con dirección a Saltillo, capital del estado.
Hay muy pocas señalizaciones; cuando vas de Matehuala a Saltillo, o a Monterrey, hay un túnel en el tramo de Los Chorros antes de llegar a La Carbonera; sales del túnel y está una curva, vas a buena velocidad porque vas en una pendiente, luego te topas con la curva. Cuando no conoces este tramo vienen los accidentes, contó Juan Hermilo Cortés, transportista de frutas y verduras de San Luis Potosí hacia Monterrey.
El túnel se construyó hace 10 años para restar riesgos a los conductores. Atraviesa una parte de la sierra de Arteaga, en un tramo recto que eliminó cuatro kilómetros de curvas del trazo original.
En Chihuahua, las carreteras federales y estatales no tienen mantenimiento, están deterioradas y faltan señales. Un ejemplo es la Panamericana, la cual atraviesa el estado con alrededor de 800 kilómetros. No obstante, carece de acotamientos, lo que la vuelve riesgosa. Otra vialidad federal es la que comunica a Ciudad Juárez con Nuevo Casas Grandes, cuya angostura y numerosos baches han ocasionado accidentes graves.
En septiembre del año pasado, funcionarios del anterior gobierno reconocieron que 80 por ciento de las carreteras estatales presentan serios problemas de conservación, incluidos los tramos de la sierra. En la actual administración aseguran que no hay recursos para rehabilitarlas.
En Jalisco, a la peligrosidad de sus carreteras por el número de accidentes registrados por la falta de mantenimiento –748 y la muerte de 258 personas– se suma el acoso del crimen organizado que circula por esas vías.
Las vías federales más riesgosas son la Lagos de Moreno-Guadalajara y su desviación a Yahualica, la carretera federal 80 que conduce de Guadalajara a la costa sur pasando por Autlán y llegando a Colima o a Barra de Navidad, además de la Guadalajara-Tepic.
Otra ruta peligrosa es la autopista Guadalajara-Manzanillo, por donde se desplaza gran cantidad de camiones de carga que vienen desde el puerto colimense.
En Nayarit, los municipios de El Nayar y Amatlán de Cañas son los más afectados en tiempos de lluvias, con derrumbes constantes en sus carreteras y aunque se hace todo lo posible por despejarlas, las precipitaciones impiden que permanezcan limpias por mucho tiempo.
En Sinaloa y Michoacán, funcionarios estatales aseguran que sus carreteras requieren reparación; sin embargo, el presupuesto asignado no es suficiente. En la primera entidad, 15 por ciento de las vías se encuentran en malas condiciones, mientras en la segunda 68 por ciento se encuentran en pésimas condiciones, ya que pasadas administraciones no realizaron labores de mantenimiento y reconstrucción.
En Michoacán, la autopista Siglo XXI (Pátzcuaro-Lázaro Cárdenas) enumera varias tragedias, porque es de un solo carril, hay varias zonas de derrumbes, las casetas de peaje no están instaladas en el lugar correcto y tiene defectos de construcción, como en las uniones de los puentes.
Asimismo, en años recientes han sido constantes los trabajos de reparación en la Autopista del Sol, México-Acapulco, en Guerrero.
En Oaxaca, automovilistas y transportistas que circulan a diario en los 20 kilómetros que comprende la carretera Unión Hidalgo-Juchitán por vía estero lamentan que se encuentre en mal estado, no tiene cinta asfáltica y está llena de hoyos, lo que provoca afectaciones en sus unidades.
En Quintana Roo, autoridades afirman que la mayoría de los accidentes en vías federales obedecen más a fallas de los conductores y de sus unidades que al estado que guardan los más de 420 kilómetros que miden de Norte a Sur.
Antonio Heras, Lorenzo Chim, Leopoldo Ramos, Rubén Villalpando, Cristian Díaz, Myriam Navarro, Sergio Ocampo, Diana Manzo, Patricia Vázquez, Juan Carlos G. Partida y Ernesto Martínez Elorriaga