El día de ayer, decenas de trabajadores de la zona de tolerancia y de otros establecimientos similares se quejaron de que por no poder trabajar se ven en la necesidad de ofrecer sus servicios en carreteras, poniendo en riesgo su vida.

María Luisa Ramírez Gómez lleva más de 18 años como mesera de la zona de tolerancia y el día de ayer fue parte de las personas que salieron a manifestarse para exigir la reapertura de las cantinas, bares y restaurantes en su totalidad. 

Ahora se dedica a la albañilería y a vender bollos para sacar algo de dinero, pues la crisis económica es fuerte.

Ella asegura que sus compañeras sexoservidoras siguen trabajando vía telefónica y algunas han salido a las carreteras y calles debido al cierre de la zona de tolerancia, lo que aumenta las posibilidades de contagio.

“Ya necesito que abran la zona. Yo soy mesera desde hace 18 años y ahorita ando de albañil. Ahorita ando en la obra; tengo que solventar mis gastos... vendo bollos también.

“Las muchachas, hay unas que se van a trabajar a los bares que supuestamente son restaurantes-bar y hay otras que trabajan en las carreteras, en el peligro. También ahí es donde más se puede contagiar más y supuestamente nos están cuidando de eso, ¿usted cree?”, señaló.

Los líderes mencionaron que son más de 600 empleados de la zona de tolerancia quienes no tienen otra manera de sobrevivir.  

Este gremio ha sido de los más afectados con el cierre de labores debido a la pandemia COVID0-19, por lo que ya es la tercera ocasión que se manifiestan exigiendo la oportunidad de seguir trabajando.

El alcalde Manolo Jiménez mencionó que será hasta el 1 de julio que se permitirá el funcionamiento de bares en la modalidad de restaurante, por lo que quedará excluido el baile en estos establecimientos y solo podrán hacer consumo en mesas. Tampoco se permiten fiestas.