Excesos pasados

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Excesos pasados

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Si ha estado pensando en cuántas células cerebrales perdió a causa de todo el vino que bebió durante su juventud, relájese: le diremos cómo recuperarse.

¿Recuerda los viejos tiempos, cuando no dejaba ni una sola gota en su lata de cerveza? (¿acaso ya había latas en ese entonces?). Fueron los años en que cometió la mayoría de sus fechorías. Pero no se preocupe, aunque se haya reventado más de una vez, el daño probablemente no sea tan malo como piensa. Dicen que la Naturaleza no perdona, pero en realidad ella nos protege más de lo que uno puede percatarse.

Tampoco se confíe; todo ese sexo, drogas y rock´n roll tuvieron repercusiones. Le haremos un pequeño recordatorio del daño que se hizo y le diremos cómo revertirlo.

Los cinco años de la carrera
¿Cuál fue el resultado de todo el vino que tomó? De acuerdo a los expertos, en cualquier momento que usted haya tomado al menos cuatro bebidas en una sentada, algunas células en su hígado se llenaron de grasa y se volvieron amarillas, una condición llamada ‘hígado graso’.

Si usted dejó el vicio, su hígado regresó a la normalidad después de unos cuantos meses, pero si continúa tomando muy seguido, más y más células hepáticas se han llenado de grasa; algunas de las cuales mueren y son reemplazadas con tejido cicatrizado. Por fortuna para usted, nadie necesita el 100 por ciento de su hígado, por lo que mucha gente no acusa problemas hasta que tiene dañada una cantidad significativa de tejido hepático.

¿Y qué hay de las células cerebrales? ¿Cuántas de las suyas pudieron haber muerto? En este punto hay mucha especulación. Es difícil saber qué tanto daño le hizo el alcohol a su cerebro, porque las sutiles lagunas mentales que ahora tiene, pudieron derivar de otros problemas, usted sabe, los bebedores generalmente tienen accidentes, se golpean la cabeza, se involucran en peleas y comen muy mal.

¿Qué puede hacer ahora? 

Siga este plan…
Una vez que las células de su hígado mueren, no puede resucitarlas. Pero puede proteger las que le quedaron cuidando su alimentación. Estudios en animales muestran que el consumo de alcohol emparejado con una alimentación alta en grasa y baja en carbohidratos —la típica comida rápida— puede incrementar el riesgo de daño hepático. Si tiene episodios de ictericia o dolor en la parte superior del abdomen, debería ver a su médico.

Si todavía bebe mucho, es tiempo de reconsiderar. La investigación sugiere que los varones que toman dos o más bebidas al día tienen doble de riesgo de morir de una enfermedad cardiaca o cáncer, en comparación con aquellos que ingieren sólo dos a seis tragos por semana. Si tiene problemas para vivir por debajo de esas dosis, es mejor que busque ayuda profesional.

Le entró a la ‘hierba’
Los investigadores sospechan que el consumo de marihuana puede aumentar sustancialmente el riesgo de cáncer. Las buenas noticias: si está preocupado por el enfisema, necesitaría haber fumado una tonelada del narcótico. Aún así fumar la ‘hierba’ diariamente por cinco o seis años, probablemente no sería suficiente para provocarle una enfermedad pulmonar crónica.

Pero ¿qué hay sobre esas células cerebrales que siempre temió haber perdido? Bien, estudios de laboratorio han encontrado que el tetrahidrocannabinol, el ingrediente activo de la marihuana, se adhiere a una parte del cerebro llamada hipocampo, y los científicos sospechan que esa droga produce estragos en la memoria. 

Durmió aquí y allá
¿Cuál fue el resultado? Aún si siempre usó condón, podría traer consigo una vendimia de enfermedades venéreas.

Un buen número de ellas no muestran signos visibles en su cuerpo, o son demasiado sutiles (como ardor, comezón o dolor al orinar) y pronto desaparecen, pero la infección persiste.

Por ejemplo, pueden haberle contagiado clamidia, la enfermedad venérea más común.

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O podría tener herpes. Y el hecho de que usted no tenga verrugas genitales no significa que no esté dentro de los millones con el Virus de Papiloma Humano (VPH).

¿Cuáles son las posibilidades de que esté infectado? Si ha tenido sexo con dos o tres mujeres, su riesgo es cinco veces mayor que el de un hombre de una sola mujer. Pero su riesgo aumenta dramáticamente si alguna vez pagó por sexo.

 ¿Qué puede hacer? Confiésele sus aventuras al médico de la familia. Si está infectado, puede ponerlo a régimen con antibióticos para la clamidia, o darle antivirales que controlen los brotes de herpes. O puede sugerir medicación tópica o remoción con láser para las verrugas genitales.

¿Probó la cocaína?
El uso de este narcótico tiene abundantes riesgos inmediatos: ataques cerebrales, infarto y muerte. Pero a menos que usted fuese un fanático real, digamos un Maradona cualquiera, el daño a largo plazo probablemente no sea significativo.

La noticia no es tan buena si usted fue un usuario empedernido durante un largo periodo, ya que altas dosis de ‘coca’ constriñen sus vasos sanguíneos y reducen el suministro de sangre a sus órganos —de hecho, puede haber sufrido un infarto o embolia sin percatarse de ello. La cocaína altera el nivel cerebral del neurotransmidor llamado dopamina, y eso afecta su capacidad de razonar, de comunicarse y de controlar sus impulsos.

¿Qué puede hacer? Depende en gran medida de sus deseos de recuperarse. Vea a su médico si tiene problemas.

Fumó como chacuaco
Ya conoce el resultado: fumar provoca enfermedad cardiaca, cáncer y enfisema, y el fumador promedio muere siete años antes que el no fumador. Es por ello que debe dejar ese vicio.

Desafortunadamente, puede que ya tenga algún daño irreparable en algunos tejidos pulmonares. Le explicaremos: sus pulmones producen una enzima que pelea contra las bacterias que le provocan enfermedades. Y fumar desbarata ese equilibrio, así que usted empieza a morderse su propio pulmón. Es una imagen impresionante.

Por fortuna, sus pulmones tienen enormes reservas, pero aún así, el cigarro puede haber reducido su capacidad respiratoria por lo menos en 20 por ciento. No lo notará a menos que su nieto de siete años le pida echar unas carreritas.

¿Qué puede hacer ahora? Pruebe esto:
-Hágase examinar. Si le falta el aliento, pídale a su médico que le haga una aspirometría, una prueba que mide la eficiencia pulmonar. Si sus pulmones están dañados, no se ejercite por las tardes, cuando la contaminación es más alta. Programe su actividad física a horas de la mañana o temprano por la tarde. Y asegúrese de protegrse contra la gripa, ya que esta puede darle más fuerte.

-Aumente el consumo de frutas y hortalizas. Los estudios sugieren que los varones que comen más frutas y verduras tienen la mitad del riesgo de cáncer de pulmón que los que no lo hacen. Ingiera cinco porciones al día, como mínimo (una porción equivale a media taza).

-Si todavía fuma, deténgase. Si lo deja antes de los 40, agregará cinco años a su vida. Después de 10 años sin cigarrillo, reducirá su peligro de morir de cáncer de pulmón a la mitad.

Después de 15 años, su riesgo de enfermedad cardiaca será casi el mismo que el de una persona que nunca ha fumado. Aunque siempre queda algo de riesgo. 

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Ojalá que no le toque esto
Está a punto de presenciar una de las enfermedades más miserables de la faz de la Tierra. Cheque los síntomas de este padecimiento y agradezca a su Dios no tenerlo.

Se llama ‘síndrome de Cushing’ o hipercortisolismo, en el cual su cráneo se inflama hasta alcanzar el tamaño de una pelota de basquetbol.

La cabeza y el cuello de las víctimas de este padecimiento, un trastorno hormonal, se hinchan a un grado semejante a nada que haya visto.

El culpable es una sobreabundancia de la hormona cortisol —que es producida por su cuerpo o que le puede ser administrada para tratar ciertos malestares, como la artritis reumatoide.

Ordinariamente, el cortisol es su amigo; ayuda a su cuerpo a regular la presión sanguínea, mantiene la respuesta inflamatoria bajo control, equilibra los efectos de la insulina y regula el metabolismo de las proteínas.

Pero demasiado de esta hormona provoca que el cuerpo se desquicie, permitiendo que enormes cantidades de grasa se depositen del cuello hacia arriba.

Oportunidades de contraerla: pocas. El “síndrome de Cushing” afecta a 10 personas de cada millón. Afortunadamente existen tratamientos disponibles para mantenerla a raya. 

¿Le subía al volumen?
Aquellas horas que pasó escuchando su música preferida a todo volumen, pudieron ocasionarle pérdida auditiva de alta frecuencia (o sea que usted no puede descifrar lo que dice la gente, si hay un poco de ruido ambiental) o tinnitus (zumbido en los oídos).

Por fortuna y al contrario de lo que pueda haber escuchado, por lo regular se necesita más de un concierto de rock para provocar daño duradero. Es el efecto acumulativo de ir a los antros y de andar por el mundo con los audífonos a todo lo que dan, lo que le daña su materia auditiva.

Pasan muchos años antes de que usted lo note. Puede no percatarse hasta que las quejas de su esposa o de sus hijos le hagan saber que no los escucha.

¿Qué puede hacer? Si el problema es lo suficientemente malo, tendrá que recurrir a un artefacto auditivo.

Si sus óidos le zumban hágase revisar por un ‘otorrino’. Los medicamentos y otros tratamientos pueden ayudar. También reducir el consumo de cafeína y nicotina. 

Tolerancia cero
En Muchas partes del mundo Alcohólicos Anónimos publica una página web destinada a ayudar a aquellas personas que tienen problemas con la bebida. 

Entre otras cosas, ese y otros grupos, han habilitado un cuestionario con preguntas como por ejemplo: ¿cada cuánto bebe? ¿experimenta ansiedad o una fuerte necesidad por la bebida? ¿ha tenido que beber el doble de alcohol para obtener el efecto que desea? ¿acaba involucrado en situaciones peligrosas o tiene conductas que ponen su vida en riesgo?

Y así hasta enlistar 10 preguntas sobre la bebida.

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Para conocer los resultados simplemente debe sumar el número de respuestas afirmativas que ha dado. Si son dos existe riesgo de que padezca alcoholismo. Si son entre tres y ocho, se recomienda pedir cita con un especialista para que evalúe la situación. Y si son más de ocho, es muy posible que tenga un problema serio con el alcohol.

Esos autoexámenes son muy valiosos, pero los expertos dicen que ‘no hay un mínimo de alcohol saludable’. 

Como otras adicciones el alcoholismo no discrimina por posición social, raza, religión o sexo, ni siquiera por edad. Nadie es demasiado rico, pobre, joven o viejo para tener problemas con la bebida.

Aclarando el punto
Ahora la pregunta a ser contestada:¿Cuánto alcohol es poco?

Beber demasiado no es el único motivo para plantearse dejarlo. El alcohol no es bueno, ni siquiera en pequeñas cantidades. Así lo determinó un informe de la Sociedad Americana de Oncología, que sostiene que beber, aunque sea poco, aumenta el riesgo de padecer cáncer.

Eso de beber ‘poco’ se ha asociado a ‘una bebida estándar diaria’ (14 gramos de alcohol puro) para las mujeres y hasta dos 28 gramos de alcohol) para los hombres, que traducido en consumo corriente equivale a 44 mililitros de licor (un caballito), a 150 mililitros de vino de mesa (una copa pequeña) o a 355 mililitros de cerveza (una lata).

Pero los oncólogos sugieren que lo mejor es no beber, ya que nadie está en posibiliad de mencionar una dosis de consumo de alcohol que asegure un ‘riesgo cero’ desde el punto de vista oncológico.En otras palabras, cuando se trata del alcohol el riesgo cero no existe.

(Selector de Vanguardia)