Evolución de la conciencia democrática
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Evolución de la conciencia democrática
“Con AMLO nada va a cambiar en México: EZLN”. Fue el encabezado principal de las noticias de VANGUARDIA el día de ayer. Y añade un subtítulo: “advierte (el EZLN) ‘desilusión’ nacional”.
No hay que darle crédito a esta afirmación del EZLN. No es una “prescripción post hipnótica” ni una “profecía autocumplidora”, ni el anuncio de una futura “desilusión” para los que votaron por AMLO y su propósito de cambio. Pero sí hay que aceptar que su afirmación de escepticismo resalta entre el coro tan alegre y festivo –casi uniforme– de las voces de los políticos, periodistas, medios de comunicación, líderes de la iniciativa privada y felicitaciones de gobernantes extranjeros, pero con algunas voces ausentes como las de Putin y Nicolás Ortega.
Resalta la frase “nada va a cambiar”, cuando se supone que fue la motivación principal de la tan abundante votación. ¿Qué cambio quieren los que votaron por Morena? ¿Un cambio tan simple de que termine de manera instantánea –como el cambio de canal de la TV– la cultura política de la corrupción? ¿Un cambio de la inseguridad de los asaltos, secuestros y crímenes que nos abruman, a una seguridad social aunque sea como la de hace 70 años? ¿El cambio de una cultura tan inmoral que inunda la vida laboral, educativa y religiosa, por una cultura de moralidad de los que luchan por una vida moral no sólo en lo político sino en lo social y lo familiar?
Ciertamente todos los ciudadanos queremos este proceso de cambio, pero seríamos muy ingenuos si pensáramos que AMLO, o cualquier otro presidente de la República, lo pueda realizar en un sexenio. Y si pensamos de esa manera tiene razón el EZLN en anticipar una ‘desilusión nacional’, porque ese cambio instantáneo es una ‘ilusión’ de adolescente inmaduro sin ocupación, que vive todavía en el mundo de “Blanca Nieves” y no conoce el de “Ali Babá y los 40 ladrones”, que en México no es un cuento sino una larga historia.
Nadie tiene una “bolita de cristal” para predecir los cambios que se avecinan o se han prometido. El futuro es impredictible, aunque no totalmente incierto. El mañana es fruto de lo que se ha sembrado, instruido, cultivado y construido en el presente, ya sea de manera institucional o personal. El México de hoy no es el mismo de 1968. La conciencia no sólo democrática sino responsable, social, ecológica y religiosa ha evolucionado de tal manera que hoy ya se permite el triunfo de los candidatos independientes, el compromiso de las empresas con la comunidad humana; el cuidado del agua y de la basura es una actitud creciente en la población; la violencia familiar, conyugal y escolar son aberraciones intolerables y delictivas; la dignidad de la mujer no se reduce al 10 de Mayo sino a un ser humano tan respetable en sus derechos y privilegios en todas las instituciones. Estos son algunos ejemplos de los “cambios” que va adquiriendo la conciencia del mexicano. Son cambios evolutivos que la libertad humana va construyendo lentamente. El último ejemplo de cambio fueron las elecciones recientes, cuyo valor no estriba solamente en superar la abstención sino en aumentar la responsabilidad personal del futuro democrático nacional.