Evaluar la calidad de nuestras leyes, ¿para qué?

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Evaluar la calidad de nuestras leyes, ¿para qué?

El proceso de creación de normas sobre las cuestiones públicas es enormemente importante: nos permite saber qué se puede hacer, cómo actuar, o qué está prohibido de acuerdo a los aspectos que interesan a las leyes.

La importancia de dicha actividad, que le corresponde a los poderes legislativos, exige requisitos para que las leyes cumplan con sus objetivos. Y a pesar de su importancia, sin embargo, no solemos exigir estándares mínimos en la creación de leyes.

Como consecuencia, dichos procesos, en Coahuila y en México, se hacen por el Congreso local y el federal respectivamente, de forma deficiente. Las normas que los legisladores crean no suelen cumplir con requisitos necesarios de calidad legislativa.

Así, por un lado, se suelen proponer cambios legales claramente contrarios a la Constitución, es decir, que no pueden ni deben existir. También es común que se presenten propuestas sobre aspectos que los congresos simplemente no pueden regular.

Además, las propuestas normativas raramente señalan sus beneficios o costos. No se aportan estadísticas, cálculos o previsiones de los beneficios o perjuicios de los cambios legales propuestos, ni de los costos que dichas propuestas suponen.

Finalmente, las iniciativas suelen ser incompletas. Un sistema legal implica que las propuestas deben contener soluciones integrales: económicas, fiscales, o de política pública. Sin embargo, es común proponer unicamente cambios penales, que sólo criminalizan.

Estos defectos, algunos de los muchos que existen, no son aspectos meramente técnicos o triviales, sino que significan auténticos obstáculos para las leyes. Representan pérdidas de recursos y tiempo, impiden que los procesos legales funcionen, hacen imposible que las normas cumplan sus propósitos, o provocan leyes inaccesibles para la ciudadanía.

Transitar a una forma de hacer mejores leyes es una tarea imperativa. Empezar a medir la sustancia del trabajo legislativo permite no solo evaluar mejor a los legisladores, sino crear una cultura legal de mejor calidad.

La sociedad civil, por su parte, puede empezar a diseñar herramientas que midan sustancialmente el trabajo legislativo. Con la Legislatura que está a punto de comenzar en Coahuila, estamos ante una oportunidad idónea para un ejercicio como este.

El proceso de creación de leyes es importante. Hacer buenas leyes es esencial.

 

@jfreyes

Academia Interamericna de Derechos Humanos. Juan Francisco Reyes