Estrenando Año Bisiesto

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Estrenando Año Bisiesto

Serán trescientos sesenta y seis días disponibles.

Ya dispusimos del primero. Este año trae un día de regalo como sucede cada cuatro años. Estas compensaciones son resultado de los cálculos matemáticos que tienen sus exigencias ineluctables. 

El tiempo es la medida del movimiento. Las relativizaciones einsteinianas han puesto rectificaciones, han señalado diferencias de enfoque que tienen mucho que ver con la velocidad de una luz que sufre curvaturas gravitacionales al pasar por estrellas muy densas.

El tiempo, con sus medidas basadas en los giros del planeta alrededor de su propio eje y alrededor del sol, han dado como resultado los calendarios y los relojes que hablan de milenios, siglos, años, meses, semanas, días, horas, minutos y segundos.

Así como la materia se fue descubriendo dividida en partes cada vez más pequeñas hasta llegar desde las galaxias al átomo, al neutrón y protón y al mínimo quark, así también el tiempo llega al mínimo segundo, que todavía se secciona en décimas, centésimas y hasta milésimas de segundo en la física intra-atómica llamada cuántica, llena de sorpresas e interrogantes.

Actualmente, al estrenar el año bisiesto, después del chubasco de celebraciones sagradas y profanas y transitar por el mítico lapso bautizado como Guadalupe-Reyes (Desde el 12 de diciembre hasta el 6 de enero), el ciudadano común empieza la ascensión de la famosa cuesta de enero y se empiezan a dar los pronósticos, las esperanzas y los posicionamientos frente a un incierto futuro.

Se dan subibajas entre aplausos tímidos y abucheos críticos o descalificadores. Gasolina y luz, salario  mínimo, inflaciones y deflaciones, son como una cuerda floja en que hace equilibrios la economía doméstica, enferma de insuficiencias y mordida por rezagos. Una moneda hundida, sin flotación real, progresivamente despojada por devaluación creciente se carga sobre el comprador y beneficia aparentemente al exportador.

Los derechos humanos se encuentran muy asediados y mal defendidos y el próximo febrero emblemático, con su día vigésimo noveno será el marco para la visita del obispo de Roma, sucesor del apóstol Pedro. Dirá su palabra frente a ese estropajo de situaciones, múltiple y abigarrado, y sembrará, seguramente, semillas que requerirán cultivo para dar fruto.

Se estrena año bisiesto. Apenas se han trazado, en su primera página en blanco, los primeros garabatos. Iremos viendo la caligrafía de cada renglón que se escriba y también la ortografía. El ojo crítico de la opinión pública. desde su graderío y con las lentes de aproximación de su investigación permanente, irá dando nombre a la realidad cada día del año bisiesto, ya en arranque.  

No hay tiempo feliz. Es la gente la que puede vivir feliz en el tiempo cuando es capaz de no esperar la felicidad de los sucesos, las situaciones y las cosas sino cuando concluye que es su actitud la que puede decantar la dicha, sin importar la coyuntura...