Estrategia para sobrevivir la pandemia: dar para recibir

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Estrategia para sobrevivir la pandemia: dar para recibir

La pandemia nos ha dejado claro algo: solos no sobreviviremos.

Estas dos últimas semanas el COVID-19 llegó a mi casa. Lo que había estado leyendo en documentos académicos, viviendo de cerca en casos de amigos y conocidos, lo viví en carne propia. Mis vivencias de estas últimas semanas me llevaron a la siguiente reflexión que comparto en las próximas líneas.  

El tener un resultado positivo de COVID-19 en tus manos es como una declaración de guerra contra el tiempo. Si bien, no sabes exactamente cómo va a reaccionar tu cuerpo (o el de la persona de tu familia), tienes muy claro que puede ser mortal. Entonces, comenzamos a buscar el equipo básico: medicamentos, oxímetro, tanque de oxígeno, mascarillas, etc. En ese momento, me di cuenta que sí era real, las cosas sí estaban escaseando, sí es difícil conseguir lo que se cree común y la atención médica no es tan simple de conseguir. Doctores y enfermeros están sobresaturados y cansados (con justa razón) y no se trata solamente de la cantidad de recursos económicos que pueda tener una familia, sino también de las habilidades sociales (capital social) que tenga para poder conseguir lo que se necesita. 

Por azares del destino, mi familia política está llena de doctores y enfermeras, mis suegros específicamente, mi suegro es doctor y mi suegra es enfermera. Por lo que para mi esposo y mis cuñados, todo lo que tiene que ver con salud nunca les ha parecido tan lejano, puesto era lo que escucharon toda su niñez y adolescencia en su casa. Por ende, amigos y amigas de toda la vida están dentro de este ramo. Esto, significó una gran diferencia a la hora de conseguir atención médica y todos los insumos necesarios para dar la lucha ante el COVID-19. 

Como ya se sabe, la detección oportuna y el tratamiento (y seguimiento) adecuado sí es un diferenciador a la hora de librar esta batalla. Este fue nuestro caso, el apoyo que obtuvimos de amigos cercanos y familiares ha sido muy importante. Así vivimos los primeros 10 días después del positivo de mis suegros con cuidados de hospital desde su casa. En otras palabras, mis suegros cobraron buena parte de la cadena de favores que había acumulado a lo largo de su vida. 

Sin embargo, el miedo de contagiarnos y sus consecuencias no termino ahí. Antes que terminará la semana en la que dieron positivos mis suegros, tenía a mi esposo en cuarentena en mi casa, con mis tres hijos chiquitos y mis papás (con diabetes y problemas cardiovasculares) esperando esos famosos cinco días de incubación. Es un sentimiento de impotencia, ansiedad, desesperación que en cuestión de horas me volvió un manojo de nervios que ni si quiera yo misma sabía que podría sentir en esa magnitud. Solo podía pensar en la cantidad de familias que habían sentido o estaban sintiendo lo que yo sentía en esos momentos. Eso me llenó de fuerza para seguir, el saber que a la distancia, encerrada en mi casa, no estaba sola. Como cualquier otra persona en el mundo, está librando la batalla contra la pandemia, en mi trinchera: mi familia. 

Si bien yo tengo más de una década involucrada en la filantropía a través de las organizaciones de la sociedad civil, nunca había vivido la importancia del dar, porque el dar, siempre, al mediano o largo plazo se vuelve recibir. Hoy estoy más segura y convencida de eso que nunca. 

Esta misma semana, más amigos cercanos dieron positivo, y comenzó otra vez la cadena de favores. Gran parte de ellos están saliendo adelante. Seamos parte de esta cadena de favores, puede salvar tu vida o la de alguien de tu familia más rápido de lo que crees. Es parte de nuestra chamba de #CiudadanosdeTiempoCompleto. 

Espero que la pandemia por el COVID-19 nos enseñé a todos un poco más (o mucha más) sensibilidad sobre la importancia de siempre pensar en colectivo, en los demás. Nos enseñe a pensar en el otro, antes que en uno mismo siempre tendrá mejores resultados.  Nos enseñe que sí podemos y debemos ser #CiudadanosdeTiempoCompleto. 

Esta es una historia que aún no termina. Si bien, llegaron las vacunas esta semana a México y se empezaron a aplicar los y las trabajadoras de salud, el camino es muy largo aún. No se sabe a ciencia cierta cuándo podremos alcanzar la inmunidad rebaño (vacunar al 70% de la población) y volver a “la normalidad”. Tenemos que seguir librando la batalla juntos. ¿Lo puedes incluir en tus propósitos del 2021? ¿Unirte a las cadenas de favores? 
Feliz 2021. 

Cecilia García
FUNDAMENTOS DE UNA IDEALISTA