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Estos son los ayunos que hacen los cristianos de la época moderna
Superar los malos hábitos de internet no es sencillo, pero algunos cristianos sienten que su fe les presta una estrategia ganadora.
Ellos aprovechan el período santo de la Cuaresma, seis semanas que van desde el Miércoles de Ceniza (que este año cayó el 14 de febrero) hasta el fin de semana de Pascua, para alejarse de sus aplicaciones y sitios web favoritos, con la meta de aprender a conectarse menos en el futuro.
“Es triste darse cuenta qué parte de mi vida diaria ocupan las redes sociales”, declaró Sarah Lovinger, una cristiana no confesional que dejó Instagram durante la Cuaresma. “Eso me da algo para hacer”.
Lovinger está lejos de ser la única con problemas para usar internet con moderación. Más de un cuarto de los adultos afirma estar conectado de manera casi constante, informó el Pew Research Center este mes.
Para el cristianismo, el uso excesivo de aplicaciones, Facebook y otras páginas web puede generar una crisis espiritual al alejar a la gente de los seres queridos y de Dios, sostuvo Jenny Miller, una metodista que dejó de jugar en el iPad para la Cuaresma de este año y Facebook en otros años.
“En vez de optar por sentarse a rezar o hablar con nuestras familias, nos absorbe la tecnología. Estamos al tanto del problema, pero es difícil superarlo”, afirmó. “La Cuaresma es un buen momento para comenzar ese proceso”.
Reconocer el problema
Aunque la mayoría de los que usan redes sociales sostienen que no sería un hábito difícil de dejar, la proporción que afirma lo contrario está aumentando, según el Pew Research Center. En 2018, el 40 por ciento de los usuarios afirmó que le costaría dejar las redes sociales, frente a 28 por ciento en 2014.
Sitios como Facebook y Twitter están diseñados para ser difíciles de dejar. Cada nuevo “me gusta” de un seguidor en Instagram o comentario de un amigo de Facebook satura los receptores de placer del cerebro, sostiene Heidi Campbell, profesora asociada de la Texas A&M University que estudia la relación entre la religión y los medios digitales.
“Se liberan endorfinas”, declaró.
Antes de la Cuaresma, el principal placer de Miller eran juegos como el Candy Crush, que pasó a ocuparle cada vez más tiempo del día. Ponía a dormir una siesta a su beba de 14 meses y luego se perdía en la pantalla de su iPad.
“Jugaba una hora o una hora y media”, contó Miller, una madre y ama de casa de Brookfield, Wisconsin. “No hacía nada”.
Pamela Revak, directora de ministerios juveniles de la St. Stephen United Methodist Church en Charlotte, Carolina del Norte, tenía problemas con Facebook. La idea de ese sitio es conectar a los usuarios con seres queridos y amigos distantes, pero hacía que Revak les prestase menos atención a los que tenía al lado.
“Mi novio no tiene Facebook, entonces nuestra relación me ayudó a darme cuenta de todo el tiempo que pasaba en las redes sociales”, afirmó. “Tener a alguien que no saca el celular para verificar notificaciones me volvió más atenta a mis hábitos”.
Lovinger, que dejó Instagram, dijo que su celular había comenzado a afectarle la percepción del mundo alrededor suyo. Se obsesionaba con encontrar algo chévere para sacarle una foto y compartirlo por internet.
“Me da vergüenza decirlo en voz alta”, declaró Lovinger, que es administradora de apoyo a alumnos y docentes de la Universidad de Boston.
Estas experiencias con internet son comunes, pero Miller, Revak y Lovinger pretenden mejorar su vínculo con la tecnología de una forma inconfundiblemente cristiana. Ellas cambiaron sus aplicaciones y sitios web por oraciones y reflexiones durante la Cuaresma.
La Cuaresma es un período solemne que lleva a los fieles a recordar los sacrificios de Jesucristo y tener en cuenta sus propios pecados. Algunos cristianos escogen abstenerse de algo durante ese período religioso para hacer un sacrificio personal.
Dos opciones populares son los dulces y los refrescos porque son muy tentadores. Pero la meta general es escoger algo que lleve a pecar o distraiga, postuló Miller.
“Se deja algo que te mantiene a distancia de Dios”, sostuvo.
Nuevos hábitos
Faltan menos de dos semanas para el fin de la Cuaresma y Revak, Miller y Lovinger confían en que podrán superar sus desafíos para el período sin deslices. Sin embargo, mejorar la relación con una aplicación o un sitio web exige más que desconectarse por un par de semanas, según Campbell.
“Los ayunos de tecnología no son la respuesta a la adicción a internet”, declaró. “Son solo parte de la solución”.
En otras palabras, desconectarse un día o una semana entera no garantiza mejores hábitos para el futuro. Lovinger se ha mantenido alejada de Instagram los últimos 30 días, pero admite que necesitará que una amiga le guarde la contraseña después de la Cuaresma si quiere conectarse menos, según afirmó.
“Me conozco. Si estoy cansada y tengo ganas de mirar Instagram, lo haré”, declaró.
Para estar más atenta con internet, la gente debe pasar parte de su tiempo fuera de ella, creando estrategias de interacción para el futuro, sostuvo Campbell. Hay que pensar en los aspectos positivos de una aplicación o sitio web y encontrar formas de concentrar el uso en esos aspectos.
“Tenemos que reflexionar sobre cómo usar la tecnología de manera tal que no contradiga nuestros valores”, afirmó.
La Cuaresma alienta ese tipo de reflexiones, de acuerdo con Revak. Los miembros de la congregación se cuentan lo que aprendieron con lo que dejaron.
“Gran parte del valor de la disciplina espiritual pasa por poder compartirla con la comunidad,” declaró Revak.
El tiempo que ella pasó sin usar Facebook le ayudó a distinguir entre los buenos y malos usos de ese sitio. En el futuro, Revak volverá a usarlo para entrar en contacto con miembros de su grupo juvenil y amigos, pero evitará mirar el sitio solo para pasar el tiempo.
“Quiero usarlo como plataforma para conectar en vez de meter las narices en la vida de los demás”, declaró.
Lovinger planea gastar menos energía en la función de “historias” de Instagram, que permite a los usuarios grabar videos informales a lo largo del día. No quiere transmitir tantas partes de su vida a sus seguidores, de los cuales no todos son personas que ella se encuentre regularmente fuera de internet.
“Compartir demasiado genera cierta vergüenza”, afirmó. “No quiero que eso se vuelva constante”.
Campbell alienta a los cristianos a que usen otras partes de sus rutinas religiosas para evaluar sus hábitos digitales cuando termine la Cuaresma. Podrían abstenerse de internet los fines de semana o hacer un retiro espiritual sin celulares, sostuvo.
“Hay gente que se toma un Sabbath regularmente, lo cual contempla no mirar el celular o el e-mail desde que sale hasta que se pone el sol”, contó.