Estos son los animales que han contribuido en la historia de la ciencia

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Estos son los animales que han contribuido en la historia de la ciencia

La oveja Dolly fue el primer mamífero clonado de la historia./Foto:Especial
Aunque actualmente el uso de animales para experimentar es limitado, estos son algunos de los que han dejado huella por lo que gracias a ellos se logró conocer

La experimentación con animales es un tema delicado. A lo largo de la historia, la ciencia ha recurrido a los animales para realizar experimentos, a veces incluso vivos y sin anestesia, utilizando sus cuerpos en aras de los avances médicos o por curiosidad sobre el mundo que nos rodea.

Hoy en día, sin embargo, la experimentación con animales es bastante limitada. En el mundo desarrollado, las leyes que regulan la experimentación con animales tienen como objetivo minimizar su ocurrencia en la medida de lo posible y limitar el dolor que se pueda causar a los animales; la regulación es generalmente restrictiva y los casos de experimentación con animales limitados.

Aun así, a lo largo de la historia de la ciencia, ha habido animales que, por la forma en que fueron utilizados con fines de investigación, se han convertido en auténticas leyendas en la cultura popular. Algunas iniciativas de investigación que utilizaron la experimentación con animales suscitaron un gran debate en su época, debate que continúa en la actualidad. Otros proyectos de investigación estudiaron animales en campos como la antropología, la psicología o la física.

LA OVEJA DOLLY

La oveja más famosa de la historia nació el 5 de julio de 1996 en Edimburgo. Aunque no fue el primer animal clonado -ni siquiera fue el primer mamífero: entre mediados del siglo pasado y el momento en que Dolly fue clonada, se habían clonado ratas, cerdos, pollos y ranas-, Dolly fue el primer animal clonado a partir de una célula adulta y, por tanto, genéticamente idéntico al donante.

Este experimento científico recibió una gran atención de los medios de comunicación y se convirtió en uno de los más famosos de la historia. En su momento, instigó un debate sobre la clonación y la ingeniería genética y los beneficios que podría aportar a los seres humanos. Aunque la técnica utilizada para clonar a Dolly (SCNT o transferencia nuclear de células somáticas) ha experimentado pocos avances en los últimos años, todavía existen algunas aplicaciones potenciales, como la resurrección de especies extintas. Los científicos ya han intentado “resucitar” a la cabra montés de los Pirineos e incluso podrían llegar a resucitar al mamut. Otra aplicación del SCNT es el cultivo de tejidos y órganos.
Dolly murió por una complicación de su enfermedad pulmonar en febrero de 2003. Su cuerpo se ha conservado y se expone en el Museo Real de Escocia.

LAIKA

Foto: Especial

Al igual que Dolly, Laika no fue la primera pionera en su “campo”. Puede que no fuera el primer animal en el espacio, pero sí el primero en orbitar la Tierra. En plena carrera espacial, la extinta Unión Soviética ya había enviado al espacio a otros 12 perros, pero siempre en vuelos suborbitales. El 3 de noviembre de 1957, Laika despegó a bordo del Sputnik II. Lamentablemente, nunca regresó.
Su muerte conmocionó al mundo y se convirtió en una especie de mártir de la Guerra Fría. La controversia fue alimentada por quienes creían que excedía los límites éticos enviar animales vivos en “misiones suicidas” (la misión que llevó a Laika al espacio nunca fue diseñada para regresar a la Tierra). Las protestas resultantes no fueron ni mucho menos masivas. En aquella época no había la concienciación sobre la experimentación con animales que hay hoy en día. Además, las autoridades soviéticas limitaban la libertad de expresión. Aun así, hubo críticas desde la comunidad científica e incluso los científicos que participaron en la misión lamentaron posteriormente la muerte de Laika.

La Unión Soviética no envió más animales al espacio sin un plan para su regreso. Este fue el caso de los perros Belka y Estrelka, que viajaron a bordo del Sputnik V y regresaron a la Tierra sanos y salvos.

LOS PERROS DE PAVLOV

Foto:Especial

Los perros de Pavlov fueron otros caninos famosos. A finales del siglo XIX, el médico ruso Ivan Pavlov llevó a cabo sus famosos experimentos que demostraron que los reflejos podían condicionarse (lo que ahora se conoce como “condicionamiento clásico”). Utilizó varios perros callejeros en sus investigaciones.

Pavlov observó que estos animales salivaban al ver la comida, una reacción producida por un estímulo directo. Más tarde, observó que los perros también salivaban simplemente al ver al ayudante que normalmente les traía la comida. Su propuesta fue condicionar el reflejo natural de salivación introduciendo un estímulo neutro. Antes de alimentar a los perros, Pavlov puso un metrónomo (no una campana, como se creía popularmente); después de varias repeticiones, los perros salivaron por asociación, simplemente por escuchar el metrónomo, sin necesidad de que les trajeran la comida.

Pavlov realizó otros experimentos de psicología y fisiología del comportamiento con sus perros, por los que obtuvo el Premio Nobel de Medicina en 1904. Según los estándares actuales, su enfoque podría considerarse controvertido, ya que se operaba a los perros para recoger su saliva y estudiar su sistema digestivo. Teniendo en cuenta la época en la que trabajó, Pavlov fue un pionero en el tratamiento ético de los animales: se oponía a la vivisección (el sometimiento de animales a operaciones de corte), y siempre se utilizaba anestesia para evitar el dolor innecesario.

NIM CHIMPSKY

Foto: Especial

Noam Chomsky es sin duda uno de los lingüistas más notables de la era moderna. Desde mediados del siglo pasado, este investigador revolucionó el estudio del lenguaje al sostener que la capacidad del lenguaje es exclusiva del ser humano. Se refería a que, aunque otros seres vivos se comunican de diferentes maneras, solo los humanos son capaces de establecer una gramática universal y de producir y comprender infinitas secuencias de signos, utilizando reglas gramaticales específicas que se aplican a una lengua.

Sin embargo, un grupo de científicos se propuso refutar esta teoría a finales de la década de 1960. Intentaron enseñar el lenguaje de signos americano (ASL) a los chimpancés. Para ello, intentaron criar a varios chimpancés como si fueran niños humanos. Un chimpancé llamado Washoe consiguió aprender 350 signos, pero no demostró ser capaz de expresarse en un idioma.

El investigador, Herbert Terrace, quiso ir más allá y demostrar que los simios eran capaces de utilizar signos para reconocer y producir conversaciones. Terrace crió entonces a Nim Chimpsky (cuyo nombre fue puesto como broma y juego de palabras con el nombre del famoso lingüista). La historia del Proyecto Nim, además de ser un rotundo fracaso, se vio empañada por los métodos utilizados para criar y entrenar a Nim. Nim aprendió los signos, pero los utilizó de forma pragmática y no para comunicarse. Es decir, el chimpancé no aprendió a expresarse con el lenguaje, sino que imitó gestos para obtener un resultado concreto, algo que puede hacer cualquier animal con el método repetitivo. El experimento acabó proporcionando más apoyo a la teoría de Chomsky.