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Esto es lo que está en juego para Trump en el segundo duelo televisivo
Nigel Farage tiene un consejo para Donald Trump: el candidato republicano a la Casa Blanca no debe caer en las provocaciones de su oponente, la demócrata Hillary Clinton, en el segundo debate de ambos en televisión, dijo el líder del partido euroescéptico británico UKIP en una entrevista de la emisora Fox News. "Supérese. No se deje arrastrar a esa pelea de gatas".
Cualquier consejo para Trump es en estos momentos muy valioso, pues su posición de salida en el próximo debate televisado en la noche del domingo en la Universidad de Washington en St. Louis, en el estado de Missouri, no es buena.
En el primer duelo televisado, Clinton fue por delante, atacando una y otra vez el ego del republicano, cuyas reacciones fueron continuamente desacertadas. Perdió el control, fue ofensivo e interrumpió continuamente a su adversaria, mientras ella se mantenía tranquila.
Clinton pudo así aumentar su ventaja en las encuestas: el portal RealClearPolitics la sitúa en estos momentos con una ventaja de media de 4,1 puntos porcentuales frente a Trump. En la mayoría de los decisivos Swing States, como se denominan los estados en los que el voto no está decidido, Clinton va por delante, como en Florida, el mayor y más importante de ellos, donde aventaja a Trump con 3,2 puntos porcentuales de media.
Tras el primer debate, Trump siguió tropezando: en medio de la noche se perdió luego en deslices contra una ex Miss Universo en Twitter, la venezolana Alicia Machado.
Algo que alimentó la imagen de un candidato que sencillamente no es capaz de controlarse. Pocos días después el "New York Times" publicó documentos del empresario que apuntaban a una posible evasión fiscal durante 18 meses, lo que le valió más titulares negativos.
Y el hecho de que su propio compañero de fórmula, el candidato a la Vicepresidencia Mike Pence, convenciera en su debate contra el demócrata Tim Kaine, no hizo más que aumentar la presión sobre el republicano de 70 años. Porque Pence mostró todas las características que a Trump le han faltado hasta ahora: se comportó como un hombre de Estado y defendió las principales peticiones de los republicanos. Con su aparición recordó que Trump es una especie de intruso en política.
Pence pasó gran parte del duelo negando que Trump hubiera dicho tal o tal cosa, pese a que así había sido. Reaccionó con estoicismo cuando Kaine le espetó que Trump calificara a los mexicanos de violadores y que hubiera exigido castigar a las mujeres por abortar.
El "Washington Post" vio en ello un signo de que el campo de Trump podría cambiar de estrategia. Un camino para hacer frente a las desfavorables encuestas podría ser hacer desaparecer totalmente la parte más misógina y ofensiva de Trump, señala el escritor Greg Sargent.
Tras el primer debate, Trump amenazó con que la próxima vez golpearía más bajo y haría uso de los escándalos en torno al ex presidente Bill Clinton, el marido de la candidata. Pero entretanto ha vuelto a cambiar de opinión. En actos de campaña el miércoles y jueves se mostró más contenido y evitó sus ataques nocturnos en Twitter.
El responsable de la campaña de Clinton Robby Mook dijo a los periodistas el jueves que se esperaba que Trump fuera al segundo debate televisivo mejor preparado y que no fuera ofensivo.
La posición de salida de Clinton es mejor: la candidata de 68 años parte como favorita en el duelo y tiene más experiencia para afrontar el formato "Town hall" en el que se desarrollará este debate, donde la mitad de las preguntas vendrán del público.
Ya hay voces que pronostican el fin de Trump si no cuida su actuación en el segundo debate. Pero la narrativa puede también darse la vuelta rápidamente, como demostraron los congresos de los partidos el pasado verano (boreal). También entonces Trump tuvo una actuación catastrófica y Clinton iba por delante, pero la situación cambió.
Y mientras tanto, la tensión es casi igual de alta que antes del primer debate. Todas las miradas se dirigen a St. Louis, donde estará el mismo Farage. Como invitado de Trump.