Estados Unidos muy bien y ¿México?

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Estados Unidos muy bien y ¿México?

Hasta el miércoles pasado la efervescencia en México y en el mundo se movió alrededor del cambio de presidente. Se fue Trump y llegó Biden, se fue el divisionismo y llego la unidad. De inmediato las propuestas económicas para aliviar las dos crisis (económica y sanitaria) de ese país fueron puestas en marcha.

Las palabras y acciones del nuevo presidente fueron específicamente para dar certidumbre a los ciudadanos de que se trabajaría para cambiar el rumbo equivocado que se tenía. La pregunta que surge de inmediato es ¿Habrá entendido México ese mensaje? 

Es claro que las mejoras económicas que tendrá Estados Unidos traerán importantes beneficios al vecino del sur, no sólo por el aumento del consumo sino también por la transferencia inmediata de dinero. Se espera que las remesas internacionales aumenten este año un 20% por lo incentivos directos a los hogares por parte del presidente Biden. La demanda automotriz está recuperándose y eso trae beneficios para los estados fronterizos.

En la medida que la vacunación allá continúe su progreso, las fronteras aquí empezarán a tener mayor intercambio comercial y la recuperación económica será total. El vecino del norte será el salvavidas de la economía nacional, pero no por mucho tiempo. López Obrador tendrá que hacer cambios importantes en la economía muy pronto porque su proyecto de nación está amenazado. Las elecciones dentro de seis meses pueden darle un revés porque los bolsillos de la gente están vacíos o tienen menos dinero. En su mayoría los mexicanos tienen menos o han perdido todo desde que él llegó, y eso a pesar de su popularidad, tendrá consecuencias. Alguien será culpable y puede ser su movimiento de regeneración nacional. El castigo de la gente, sin castigar al presidente puede ser que los representantes de ese partido no obtengan mayoría en el congreso como hasta ahora. Coahuila e Hidalgo fueron muestra del descontento de la gente.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía acaba de reportar que de noviembre a diciembre del año pasado, hubo una reducción de 426 mil personas de la población económicamente activa, al pasar de 55.4 millones a 54.9 millones. Esto es, el mercado laboral y como consecuencia el consumo, se están reduciendo. Habrá casi medio millón de personas menos que buscarán trabajo y se emplearán. Más personas que probablemente dependerán de apoyos gubernamentales y programas clientelares. Más candidatos a la pobreza que como lo dijo Coneval. Ya son diez millones más de mexicanos los que cayeron en esta categoría al finalizar 2020. 

Aunque el tipo de cambio sigue por debajo de 20 pesos en promedio, no es que el peso se encuentre fortalecido, sino que el dólar ha mostrado una debilidad importante principalmente por la moneda China (el Yuan) que empieza a tener mayor protagonismo en las transacciones internacionales. El Banco mundial dijo que, al terminar el año, el Yuan incrementó su presencia a nivel mundial un 2%. Más Yuanes están presentes en las transacciones financieras internacionales. 

Si a eso se le agrega que ya existe la moneda virtual e-Yuan, habrá todavía mayor presencia de esta moneda a costa del dólar indudablemente y esto ocasionará un debilitamiento del tipo de cambio del dólar frente al peso.

Las deudas son otro de los grandes asuntos de México para 2021, no sólo Pemex está endeudado, el gobierno federal está exhibiendo un mal manejo de las finanzas públicas que sin una buena administración y dirigidas por caprichos presidenciales, vaya sin estrategia, están teniendo problemas para cumplir objetivos y sobre todo, evitar más problemas. El caso de la deuda federal es ilustrativo de este punto, prácticamente sin pedir más dinero prestado, está aumentando porque no se compran, por ejemplo, mecanismos de protección como swaps o sólo seguros como se hacía en la época de Agustín Carstens en la Secretaría de Hacienda. Además, las deudas estatales y municipales se están volviendo un lastre importante para las finanzas públicas estatales. Los recortes presupuestales pondrán mucha presión a la capacidad de pago de los estados. 

Forzosamente se crearán nuevos impuestos para poder pagar a los bancos privados. Un simple análisis pone de manifiesto que los 10 estados con mayor deuda pública como porcentaje de su PIB, sólo disponen en promedio de un 34% de sus ingresos para gastarlos en cubrir sus necesidades porque el resto ya está comprometido en deuda, salarios y compromisos previos propios de la actual administración o de administraciones pasadas. 

El asunto de las deudas a todos los niveles de gobierno se ha visto ayudado por dos factores importantes. La baja inflación y las tasas de interés en control. Es por estas razones que la economía todavía no luce mal, a pesar de todos los descalabros que se han tenido. De esta forma los compromisos de los gobiernos en términos netos, se han mantenido estables. El caso de Nayarit que simplemente no tuvo dinero por casi tres semanas es un ejemplo ilustrativo de las problemáticas que se están presentando y que seguramente este 2021 aparecerán más casos parecidos. 

Hasta el momento, el desempleo sigue siendo un asunto no terminado ya que la recuperación incipiente que se ha tenido, no es suficiente para cubrir las plazas perdidas ni el poder salarial que se tenía previo a la pandemia. Es claro que al menos un 40% de los puestos recuperados son con salarios menores, para idénticos trabajos. Lo que es peor es que el 60% de las nuevas plazas está dentro del sector informal.

Hasta hoy no se ha dicho nada sobre el efecto que el desempleo masivo del año pasado tendrá sobre las cotizaciones de los fondos de pensiones de los trabajadores. 

Los otros datos sugieren que “cuando veas las barbas del vecino cortar, echa las tuyas a remojar”. Alguien en Palacio Nacional estará muy nervioso de aquí a principios de junio. 


OTROS DATOS ECONÓMICOS
ANTONIO SERRANO CAMARENA