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Espejismo clasemediero
Es desesperante ser testigo de una discusión entre sordos (y tal vez ciegos) sobre el tema de la clase media en México. Claro, no hay duda de que el discurso presidencial dista mucho de ser un factor de unidad y es más bien un instrumento que atiza llamas en cualquier tema que le viene bien al Presidente, así sea por ser relevante o por tratar de barrer otros temas (y carencias) debajo del tapete, abriendo la tradicional “caja china”.
Aunque el Presidente pudiera –y debiera– ser mucho más cuidadoso con sus palabras, estoy convencido de que el discurso de AMLO sobre la clase media, si se escucha en su conjunto y con el contexto amplio del tema, no es un ataque a la clase media en general, sino un señalamiento que para muchos es incómodo por ser atinado, sobre un tema que pocos quieren entender. Hay un segmento de la población, generalmente autoidentificada como clase media, media alta o alta, relativamente educada y acomodada, que independientemente de sus filiaciones políticas, religiosas o ideológicas tiende a olvidarse de los de abajo, de los más pobres, queriendo pensar que no existen y automática e inexplicablemente tomar posturas en contra de los menos favorecidos y a favor de los ultraricos. La programación de los cerebros de este grupo no ha sido sencilla y ha llevado varias décadas. Se les ha hecho creer que son parte de quienes manejan el País, de los influyentes, a través de revistas y suplementos de sociales les han hecho creer que están muy cercanos a los verdaderamente pudientes y ultraricos. Para ellos, ver el helicóptero de tal o cual billonario mexicano o ser rebasado por su comitiva de autos de lujo y aparato de seguridad, es sentirse cerca de pertenecer a ese segmento. No se dan cuenta de lo frío de los números y del abismo que los separa de esa multicitada –y verdadera– punta de la pirámide.
La clase media, en el mundo y especialmente en México, tiene fuertes vientos en contra; no crece y el límite inferior de dicha clase se desmorona casi tan fácil como un mazapán. Hablar genéricamente de “clase media”, ya sea en boca del Presidente o de cualquier analista, es un error. Las definiciones de “clase media” son variadas y van ligadas a niveles de ingreso, escolaridad, tipo de trabajo, acceso a servicios, capacidad de consumo, propiedad de una casa, ahorros y, especialmente, a su capacidad de enfrentar una crisis, tragedia, enfermedad o accidente sin caer a la clase baja. Las diferencias entre quien está en el límite inferior de la clase media (justo arriba de la línea de clase baja) y quien está en el límite superior (justo abajo del límite de clase alta) son inmensas. A nivel mundial, en términos generales, se define a alguien como de ingreso medio cuando tiene un ingreso diario de entre 10.01 y 20 dólares y a alguien como de ingreso medio alto cuando su ingreso es entre 20.01 y 50 dólares por día. En México, el más reciente estudio sobre ingreso y gasto publicado por el Inegi nos dice que el ingreso promedio por hogar en 2018 era de 16 mil pesos (promedio de 3.6 personas por hogar). Es decir, unos 4 mil 444 pesos por persona por mes, lo que equivale a unos 148 pesos diarios, que en dólares serían unos 7.5 por día. Ese mismo estudio del Inegi nos dice que los 3.5 millones de hogares más pobres en México tienen un ingreso promedio mensual de 3 mil pesos. Es decir, 833 pesos por mes por persona, o unos 1.4 dólares diarios por persona, por debajo de la línea de pobreza. Por su parte, los 3.5 millones de hogares más ricos del País tienen un ingreso promedio de 56 mil pesos por mes. Esto equivale a unos 15 mil 555 pesos por persona por mes, que se traduce en unos 26 dólares por día. Esos 26 dólares por día por persona te ponen en el decil 10 del ingreso en México y como parte del segmento de ingreso medio alto a nivel internacional. También te ponen en el mismo decil que el señor Slim, el señor Salinas Pliego o el señor Baillères. Y ahí es donde está la trampa y donde muchos han vivido engañados. No por estar en el mismo decil que estos billonarios debes sentir que si hay una iniciativa de reforma fiscal orientada a que los (realmente) ricos paguen más debas oponerte. Tampoco parece razonable que si eres “clase media” sientas que es más urgente “atacar la informalidad” (generalmente los de abajo) que cobrarle lo justo y apropiado a los 100 o 200 más ricos de México. Sin embargo, esa es la reacción que se ve. No se dan cuenta que sus 26 dólares diarios (o 50, o $100) están mucho más cerca de los 1.4 dólares de los más pobres que de los 15 mil dólares diarios que seguro ingresan los verdaderamente ricos. Entonces, ¿realmente eres “clase media”?, ¿qué tan “media”?, ¿te conviene que los más ricos se hagan más ricos o que los más pobres se hagan menos pobres?, ¿en qué espejismo vives tú? Material para pensar y meditar.