Usted está aquí
Español evidencia la pobre seguridad de los Monarcas
MADRID.- Santiago Sánchez Ramírez es juzgado por la Audiencia Nacional española, luego de haber simulado atentar contra los reyes Juan Carlos I y Felipe VI, apuntándolos con su fusil desde la ventana de un hotel.
El hombre se enfrenta a una petición de pena de 9 años de cárcel por tenencia y depósito de armas.
Su caso fue llevado por un juzgado de Madrid hasta que la Fiscalía decidió que podían ser delitos de terrorismo y contra la Corona, sin embargo, Sánchez afirma que lo hizo con el fin de mostrar los fallos de seguridad.
Finalmente, se estimó que esos delitos eran muy graves y que nunca intentó matar al Jefe del Estado, aunque lo tuvo a tiro varias veces, concretamente en dos desfiles militares con motivo del Día de la Hispanidad de 2012 y 2013 (en este caso, el rey Juan Carlos I) y también en el día de la proclamación de Felipe VI, en junio 2014.
En esas tres ocasiones, se alojó en hoteles de alto nivel con vistas al lugar del desfile y con un arsenal de armas, algunas reales.
El acusado tuvo licencia de armas hasta 2010, y consta que antes de ese año compró y vendió varias (algunas cortas y otras largas), pero a partir de ese año, no lo hizo, al menos de manera legal, según se puso de manifiesto durante la investigación.
Sin embargo, en las imágenes de los videos que hizo para denunciar los fallos de seguridad, en los que enfocaba desde los hoteles a los dos reyes con una mirilla aparecen armas reales que estuvieron algún día en su poder, por lo que la Fiscalía considera que sí fue a los hoteles con ellas.
Concretamente, usó armas reales en los dos videos del Día de la Hispanidad y se sospecha que en el día de la proclamación grabó el video con un arma simulada.
El acusado hizo otro video del día de las Fuerzas Armadas de 2014, que tuvo lugar en una avenida madrileña y en el que decía que llevaba dos armas cortas con las que podía haber disparado a Juan Carlos de Borbón y su familia.
Los videos denunciando estos fallos de seguridad los publicaba luego en Youtube, aunque lo hacía con la opción de “ocultos”, de tal manera que sólo los podían ver las personas a las que se los mandaba directamente, entre ellos los servicios de inteligencia (CNI).
En el juicio celebrado el miércoles, el acusado afirmó que “todas las armas que utilizo son totalmente legales y mi intención era demostrar que cualquiera es capaz de introducir 30, 40 ó 50 armas en un hotel la mañana de un desfile real”.
“Mi idea era acreditar que esas armas que tenían cierta peligrosidad estaban a disposición de cualquier ciudadano, de cualquier terrorista”, dijo Sánchez.