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Escritor colombiano Héctor Abad Faciolince charla con Jorge Volpi
La pérdida de su padre, la literatura y la violencia en su país, así como su trabajo en el periodísmo, fueron los temas que abordó el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, en una charla que tuvo con el autor mexicano Jorge Volpi, en la Sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario.
En la actividad enmarcada en el Año Dual México-Colombia, el autor considerado emblemático de la literatura actual de su país se refirió a la historia de la muerte de su progenitor, suceso enmarcado en la época de gran violencia que vivió Colombia en los años 80 y 90 del siglo pasado, y la relación del hecho con su escritura.
“Crecí en una familia que era lo más contrario a la violencia posible, mi papá era un médico pacífico, sereno, bondadoso y alegre, por lo que estamos muy alejados de toda la violencia. Después del asesinato de mi papá, en 1987, que en realidad destrozó a mi familia durante mucho tiempo, yo me demoré mucho para escribir o pensar algo”, explicó.
Añadió que cuando se decidió a publicar, ya en los 90, la gran moda en su país eran los libros sobre la violencia, de secuestros, de sicarios, tanto así que llegó a acuñar el término de "novela sicaresca", en referencia a la picaresca española.
Dijo que entonces tuvo de alguna forma el deseo inocente de resucitar a su padre con su literatura, a través de su novela "El olvido que seremos".
Expuso que “personajes que nunca han vivido, viven y están presentes en la vida de todos nosotros, aunque 'Sancho Panza' nunca haya existido, lo podemos ver, aunque 'Hamlet' y 'Ofelia' nunca hayan existido los podemos ver, me plantee como esa posibilidad: si convierto a mí papá en un personaje tal vez tenga la suerte de resucitarlo, de crear una figura que tenga la fuerza de la ficción”.
Ese era su deseo con esta novela, que no tiene nada de inventada, que todos los nombres son reales, lo mismo que todas las circunstancias, pero que tuviera las mismas estrategias de la ficción, como son los diálogos y la descripción de los personajes, por lo que este libro también es un homenaje a su padre, señaló.
Durante el acto, que contó con la presencia de Patricia Cárdenas Santa María, embajadora de Colombia en México, el escritor reiteró que en esa época en su país se escribieron muchos libros sobre la violencia, desde el punto de los que matan e incluso comprensivos con los sicarios.
“Creo que la literatura si puede poner a uno en los pantalones de un sicario hasta casi entender su terrible opción de vida, pero para mí era más importante que la literatura, sobre todo en un país como Colombia, se pusiera del lado de las víctimas, de los que reciben no tanto de los que disparan", las balas, acotó.
Al respecto, aclaró que la literatura entonces es útil, sitúa al lector en el papel del otro, amplía la conciencia, así como lo hace el periodismo, y en es marco hablo de su faceta como columnista, que inició desde que estudiaba y que continúa haciendo a más de 40 años de distancia.
“Durante mucho tiempo era algo muy cómodo para mí, porque era mi entrada más regular y mejor, ganaba más como columnista que como escritor de libros, por lo que era cómodo económicamente, y era un ingreso adecuado”, afirmó Abad Faciolince.
Subrayó que esta profesión la ve con la humildad del oficio, como que algo que tiene que salir cada semana, "porque uno tiene un compromiso y que uno bien o mal tiene que publicar un artículo cada semana.
“Nunca he publicado un libro que no me guste, pero he publicado muchos artículos que no me gustan, porque el viernes a las 11 de la noche tengo que mandar mi artículo dominical, y si a esa hora he escrito tres y ninguno me gusta, tengo que escoger uno de estos y mandar, porque el peor columnista es el que no cumple, dicen los directores”, relató.
Por último, el escritor andino hizo referencia a su novela "La oculta” (2014), que se desarrolla en una finca y retrata también la historia de familia, pero es muy distinta a la primera mencionada, aunque también la violencia y el pasado se hacen presentes.
Aseguró que luego de su éxito en Colombia y otros países, así como las múltiples traducciones, se sintió muy asustado de publicar otro libro.
“Empecé escribir la novela, que me pareció rural, espantosamente anacrónica para nuestro tiempo, donde todo el mundo escribe novelas urbanas, y empecé a escribir otra obra literaria distinta con una beca que me habían dado en Berlín, Alemania, para lo cual siempre cargó cuadernitos, y aquella novela que había empezado se me perdió en una fiesta”, recordó.
Entonces, continuó su historia, en Berlín y sin novela volvió a aquella anacrónica, rural, que además se desarolla en Antioquía, Colombia, y plasma su obsesión por las fincas, "un tema que siempre me había interesado, porque aquel que tiene éxito económicamente va y se compra una finca”.
Puntualizó que “esa locura siempre me ha sido particular, y como nosotros habíamos heredado de mi papá cuando lo mataron la finca que fue el papá de él y el abuelo, decidí escribir la historia de esa finca, y en realidad de la novela el 80 por ciento es fruto de la experiencia real”.
Nacido en Medellín en 1958, Héctor Abad Faciolince es autor de novelas como "Angosta", "Basura", "El olvido que seremos" y "Tratado de culinaria para mujeres tristes", así como de los cuntos "La guaca" y "Álbum", entre otros.