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Escribir es mortal

Escribir es una de las actividades más peligrosas. Hay quien pierde la vida por escribir. No me refiero a los cientos de periodistas que mueren o desaparecen porque sus escritos de denuncia incomodan al poder. Más bien describo a la señora, al señor o a los jóvenes que escriben en su celular mientras manejan. Los veo en un semáforo en el mejor de los casos y en el peor una avenida de alta velocidad. 

Es más efectivo mostrar imágenes con los efectos fatales de escribir y manejar, que aumentar las penas. Un video que muestra una víctima de alguien que manda un mensaje al manejar, y que luego sufre un accidente, en el que su auto queda destrozado y su cuerpo ensangrentado, tiene un impacto emocional mucho más fuerte en su conducta. Se graba más fácil en la memoria y queda por más tiempo que una nota sobre las multas baratas por manejar usando el celular. 

Es muy poco probable que el que maneja mientras escribe se acuerde en ese momento de la multa a la que se puede hacer acreedor. Otra dificultad de las multas consiste en llevarlas a la práctica. La lógica de la persona que escribe mientras maneja es que en ese momento nadie la ve. 

La costumbre de escribir y manejar es producto de nuestra cultura de lo inmediato, no estamos dispuestos a esperar para una respuesta. “¿Por qué no me respondiste y me dejaste en visto?”. 

Abusamos de las facilidades que nos da la tecnología. Incluso consideramos que los asuntos más intrascendentes requieren una respuesta inmediata: “Compra tortillas”. Si el que recibe este mensaje, lo ve mientras maneja y se atreve a responder, puede convertir ese texto en sus últimas palabras. Sospecho que no serán profundas ni célebres. 

Nada de textos así como “percibo que estoy resbalando suavemente en la eternidad”, o “me voy a pagar mi deuda con la naturaleza”.  Más bien los últimos mensajes en la vida del que manda mensajes al manejar serán banalidades como “sí, al rato paso por las torlk…”. 

Según cifras de un estudio de Municipio y la empresa Canviso Tec, cuarenta por ciento de los automovilistas de Saltillo “textean” mientras conducen, el riesgo de accidente al escribir mensajes de texto y conducir un vehículo se eleva 90 por ciento, según Tránsito de Saltillo. 

El dato indica que son demasiadas personas las que a diario arriesgan su vida por cosas sin importancia. Según el mismo estudio municipal, un automovilista tiene mayor riesgo de sufrir un accidente cuando usa su celular que cuando viaja en estado de ebriedad. Ni que decir de los que manejan en estado de ebriedad y al mismo tiempo envían mensajes de texto. Enviarán un mensaje que no se entienda y se pueden atrever a decirle a su jefe cosas como “ya no lo aguanto, váyase mucho a @#$%”. 

A otro más se le puede ocurrir enviar un mensaje peligroso a su expareja con cosas como: “Regresa conmigo”. Esa sería una las consecuencias menos graves para un borracho que maneja y mensajea. La probabilidad de que termine dañando algo, a alguien o a sí mismo es casi del cien por ciento. 

En Monterrey manejar y usar el celular es causa de multa desde hace al menos 5 años. La propuesta de sanción aquí en Coahuila, era de hasta 30 días de prisión y 21 mil 500 pesos de multa por conducir utilizando aparatos electrónicos. 

La propuesta aprobada fue que, utilizar el celular o aparatos electrónicos mientras se conduce será una agravante que deberá tomar en cuenta un juez para aplicar sanción. 

Considero que el grado de penalización no es tan relevante. La experiencia indica que la gran mayoría de los delitos quedan impunes. Más bien el enfoque se le debe dar a crear conciencia para propiciar que el cambio en esa conducta provenga de una motivación interna y no de un castigo externo. El conductor sabe que difícilmente se le aplicará una multa inoperante.