Es un orgullo ser policía, me gusta ayudar a la gente: oficial de Saltillo

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Es un orgullo ser policía, me gusta ayudar a la gente: oficial de Saltillo

Trabajadora. Lucyrene Martínez Rivas es policía municipal desde hace seis años. en el marco del día del policía. Foto: Marco Medin
Lucyrene Martinez explica lo difícil y peligroso que es ser agente municipal, además de satisfactorio
Me gusta ayudar a la gente, aunque a veces ellos se quedan con lo malo, sólo porque ven que un policía hace algo malo, creen que todos somos así”.
Lucyrene Martínez Rivas, policía municipal.

Lucyrene Martínez Rivas es policía municipal desde hace 6 años –4 en Ramos Arizpe y 2 en Saltillo- y siempre le ha apasionado su trabajo. 

Antes de ser policía, Lucyrene era comerciante de comida, tenía un puesto en uno de los parques industriales, donde vendía alimentos a los policías que pasaban por ahí. Además, trabajó por un tiempo como taxista. 

En una ocasión, en el 2009, una de las oficiales que llegaba con frecuencia a almorzar con ella, la invitó a unirse a la corporación, pues estaba abierta la convocatoria. 

“Me dijo que a mí me gustaba trabajar, pero que ese trabajo (el comercio) sólo era temporal; ella me dijo que estaba la convocatoria abierta”, expresó. 

Aunque le llamaba la atención ser policía, creía que el trabajo no era para ella y que no le darían la oportunidad, pues tenía tres hijos y se imaginaba que debía dejarlos solos. 

“Como sea fui, llevé mi papelería e hice mi curso de 4 meses, y me dieron la oportunidad de entrar, porque ya no era la edad permitida, ya tenía 37, 38 años, pero me dijeron que si pasaba el curso de los 4 meses de adiestramiento, estaba adentro”, relató. 

A partir de que entró a conocer lo que era en realidad la policía, le encantó su trabajo, pues le gusta apoyar y ayudar a la gente que lo necesita y poder responder en el momento en que las personas lo requieren. 

Comenta que ser policía es una responsabilidad muy grande, ya que la gente pone toda la confianza en ellos para que los salven cuando se encuentran en peligro. 

Aunado a eso, comenta que en ocasiones llega a ser un trabajo muy peligroso y cuando salen de su casa, es con la idea de ya no regresar. 

“Una vez tuve un incidente con un ‘malandrillo’, que por él me quedó un dedo chueco. Fue un llamado de emergencia, un robo en proceso y el malandrín andaba robándose unas herramientas de un taller, logramos interceptarlo, pero fue una persecución de un rato”, rememora. 

Cuando lo alcanzaron, relata, el ladrón tenía las herramientas en la mano, las aventó y desarmó al compañero de Lucyrene, en ese momento, todos “manotearon” y el delincuente le pegó con la pistola a Lucy, hiriéndole un dedo. 

Sin embargo, ella logró detenerlo y arrestarlo, por lo que le dieron un reconocimiento y la nombraron policía del mes. 

Otra de las anécdotas que recuerda y que fue la que más miedo le ha causado, fue en una ocasión, durante el 2010, que hubo una inundación en el Ejido Paredón. La enviaron a apoyar para desalojar a la gente que no quería abandonar sus viviendas. 

“Ese día sí salí con la idea de que ya no volvería, porque estaba muy feo. Llegamos y empezamos a sacar a la gente de sus casas, no se querían salir, eran viejitos que aunque sus casas ya estaba inundadas hasta la mitad, no querían dejar nada”, comentó. 

Lucyrene también comentó que desde hace dos años, su hijo decidió ser policía porque quería ser como ella. 
Aunque al principio ella no quería que su hijo se metiera en ese mundo por lo peligroso que, en ocasiones, resulta. Su hijo se aferró y ahora es oficial de Tránsito. 

Finalmente, comentó que esta profesión, además de darle satisfacción personal, le ayudó para encontrar al “amor de su vida”, quien es paramédico y con quien se casó hace un año.