La lactancia materna trabaja como un escudo protector para los recién nacidos, es particularmente efectiva contra las enfermedades infecciosas ya que fortalece el sistema inmunitario al transferir directamente los anticuerpos de la madre. 

Hasta el momento, no se ha encontrado coronavirus en la leche materna. Pero si se es portador del COVID-19, se puede transmitir al bebé a través de pequeñas gotas que se propagan al hablar, toser o estornudar. En este caso es necesario consultar con el médico para decidir si se debe continuar amamantando. 

Al igual que con todos los casos confirmados o sospechosos de COVID-19, las madres con cualquier síntoma que están amamantando o que practican contacto piel con piel deben tomar precauciones.

La Organización Mundial de la Salud emitió una serie de recomendaciones para las madres que se encuentran en lactancia materia en tiempos de pandemia: 

-Practicar la higiene respiratoria, incluso durante la alimentación. Si se tiene síntomas respiratorios, como falta de aliento, lo ideal es usar una máscara médica cuando esté cerca de su hijo.

-Lavarse bien las manos con jabón o desinfectante antes y después del contacto con su hijo.

-De manera constante se debe limpiar y desinfectar cualquier superficie que se toque. 

-Si se está gravemente enferma con COVID-19 o sufre otras complicaciones que le impiden cuidar a su bebé o continuar amamantando directamente, extraiga leche para proporcionarle leche materna de manera segura.

-Si no se encuentra en condiciones óptimas para amamantar o extraer la leche materna, debe explorar la posibilidad de relactación (reinicio de la lactancia materna después de una brecha), amamantamiento en mojado (otra mujer que amamanta o cuida a su hijo) o el uso de leche humana donada. El enfoque a utilizar dependerá del contexto cultural, la aceptabilidad y la disponibilidad del servicio.