¿Es muy temprano para iniciar?...
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¿Es muy temprano para iniciar?...
“La edad no importa, salvo que se trate de un queso o un vino”
Pregunta constante de madres y padres que desean que sus hijos(as) se inicien en la práctica de la danza. En el otro extremo: ¿es demasiado tarde para aprender a bailar? por adultos que albergan el sueño de ser bailarines(as).
Reiterando la premisa de la Danza inherente a la naturaleza humana y del hombre como ser danzante cuyo cuerpo busca inevitablemente el movimiento y el ritmo, confirmamos que todo momento es bueno para encontrarse con la Danza.
Ya habiendo probado la suspensión y el desafío a la gravedad del ambiente amniótico, al llegar al mundo, el ser más indefenso del reino animal tiene la oportunidad de seguir en profunda conexión con su madre y su ritmo a través del porteo en la Danza con bebés, en la que recibe estimulación mediante la música, fortalece los músculos de espalda y cuello, desarrolla el sentido vestibular, importante para el equilibrio, todo esto mientras refuerza el apego, aspecto importante para la psicología infantil, considerado por Bowlby fundamental para proporcionar una base segura, que determina la capacidad posterior para establecer vínculos afectivos y para explorar de manera adecuada el mundo. Erickson, en su teoría psicosocial también señala la importancia de la etapa entre el nacimiento y los 18 meses, para recibir a través del cuidado de la madre el sentimiento de confianza que le permitirá alcanzar a su vez, hacia los tres años, la independencia y autonomía, junto al desarrollo muscular y de la motricidad gruesa, la reafirmación de su propio yo y la diferenciación de los demás, estableciendo así su primera emancipación. Y es en este momento, en el que llegan muchas pequeñas a su primer encuentro con la Danza, justamente entre los tres o cuatro años el cuerpo del niño comienza a tomar la proporción, musculatura y densidad ósea que le brindan la firmeza y protección necesaria para iniciar en una disciplina fisica, junto a cierta madurez psicomotriz y de desarrollo intelectual y socioemocional que prolongan la duración de sus períodos de atención, su capacidad de imitar los movimientos del maestro, seguir indicaciones, atender correcciones, esperar turnos, entre otras habilidades. Algunas academias prefieren negar la matrícula a menores de cuatro años, y hacen bien, actuando de manera honesta, si carecen del conocimiento y experiencia para abordar los contenidos y objetivos propios de estos niveles de pre-ballet, que giran en torno a despertar el amor por la danza y al desarrollo psicomotriz: de las capacidades perceptivas (sensopercepción, eje, lateralidad, ritmo, orientación espacio-temporal, esquema corporal); coordinativas (motricidad gruesa y fina, equilibrio, coordinación, control corporal, postura) y físicas (fuerza, flexibilidad, elasticidad) mucho antes de pensar en una clase de técnica como tal.
Es entre los 8 y 12 años cuando se ha adquirido la madurez de las áreas que manejan la comprensión espacial y las funciones cognoscitivas superiores como el pensamiento y el lenguaje; se consolida el desarrollo motor, el control del movimiento y tono muscular y el fortalecimiento de habilidades propias; por lo que es un buen momento para iniciar la práctica de una disciplina técnica formal. El haber alcanzado la etapa de las operaciones concretas de Piaget, le permite lograr los principios de reflexión, construcción lógica, conservación y permanencia, pensamiento reversible, noción del tiempo y espacio, velocidad, duración y sucesión. Así que está listo para enfocarse en una técnica, que implica la correcta colocación del cuerpo, el sentido musical y el aprendizaje de posiciones y movimientos para construir el lenguaje de la disciplina elegida.
Es también en esta edad el mejor momento para decidir si tomar la danza como un pasatiempo o como proyecto de vida y carrera, optando por la profesionalización (en otra entrega se abordará ese tema).
Una vez resuelta la primera pregunta, resulta sencillo abordar la enseñanza de la danza para adultos: nunca es tarde para iniciar, enfatizando nuevamente la correcta elección del instructor capacitado y experto que proteja el cuerpo del ejecutante, conociendo sus capacidades y protegiendo en todo momento sus articulaciones, huesos, músculos, ligamentos, tendones y dominando el proceso gradual de aprendizaje de la técnica y su dosificación acorde a los cuerpos con los que trabaja.
La Danza es generosa con quien desea acercarse a ella y recibir sus beneficios, y espera paciente el momento para encontrarse con quien está listo para conocerla y disfrutarla… ¡la Danza es para todos!