Es mucha sandez la risa que de leve causa procede

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Es mucha sandez la risa que de leve causa procede

El Quijote I, 2

En la primera salida que emprende don Quijote en busca de aventuras, aún sin la compañía de Sancho Panza como su escudero, llega a una venta o mesón del camino que él, en su locura, cree que es castillo.

Estaban “a la puerta dos mujeres mozas de esas que llaman del partido”, como se nombraba en tiempos de Cervantes a las mujeres públicas, quienes al ver a don Quijote “de aquella suerte armado, y con lanza y adarga, llenas de miedo se iban a entrar en la venta”, pero él se dirige a ellas para tranquilizarlas y les dice que no huyan “ni teman desaguisado alguno”, pues por la orden de caballería que profesa no toca hacer daño alguno a nadie, “cuanto más a tan altas doncellas como vuestras presencias demuestran”.

Escribe Cervantes que cuando esas mujeres “se oyen llamar doncellas, cosa tan fuera de su profesión, no pudieron (de) tener la risa”. Y entonces don Quijote les dice: “Bien parece la mesura en las fermosas, y ES MUCHA SANDEZ, además, LA RISA QUE DE LEVE CAUSA PROCEDE; pero non vos lo digo porque os acuitades ni mostrades mal talante, que el mío no es de el que de serviros”.

Continúa Cervantes el relato así: “El lenguaje, no entendido de las señoras, y el mal talle de nuestro caballero acrecentaba en ellas la risa, y en él el enojo…”.

En efecto, como afirma don Quijote, el reírse por nada, sin razón aparente o de cualquier nimiedad, es conducta propia de locos.

@jagarciavilla