Envejecer cambia la noción del tiempo

Usted está aquí

Envejecer cambia la noción del tiempo

Archivo
Se ha convertido en una coletilla bastante común escuchar que, a partir de los 30, el tiempo pasa más rápido

Cristina Nafría es neuropsicóloga clínica especialista en rehabilitación y evaluación cognitiva, y en divulgación científica en CogniFit España. Cuenta con una larga trayectoria como investigadora del grupo de Investigación de Enfermedades Neurovasculares del Hospital Vall d’Hebron, en Barcelona.

También ha trabajado en el Instituto de Investigación en Adicciones Tecnológicas, Tabaquismo y otras Drogodependencias. Ha publicado diversos artículos científicos y participado en congresos internacionales. Ha realizado tratamiento psicológico y rehabilitación cognitiva en las área de gerontología, adicciones y accidentes cerebrovasculares.

La duración de semanas, meses o años es siempre la misma, sin embargo, se ha convertido en una coletilla bastante común escuchar que, a partir de los 30, el tiempo pasa más rápido. ¿Está percepción subjetiva tiene alguna base neurológica? ¿Por qué a medida que envejecemos tenemos la impresión de que el tiempo se acelera? 

Tenemos relojes biológicos internos que están controlados por los ciclos de sueño/vigilia y que nos ayudan a medir el tiempo. No obstante, se ha demostrado mediante neuroimagen que en la percepción del tiempo, también están implicados circuitos neuronales relativos a la atención, la memoria y el área motora. 

¿Esto qué significa?. Pues indica que no tenemos un único reloj biológico, sino que podrían existir varios que, de algún modo, pueden ser controlables.

El fenómeno de la aceleración subjetiva del tiempo no se da exclusivamente en las personas mayores ¡a los jóvenes también les pasa! Para entenderlo, lo explicaré a través de diferentes teorías:

1-Teorías sobre experiencias memorables.
Esta teoría indica que tenemos una tendencia a medir el tiempo según nuestras experiencias “memorables”. Cuantas más vivencias relevantes, o dignas de recordar tengamos, más nos “cundirá” el tiempo. Todos nos acordamos de nuestras primeras veces: nuestro primer beso, el primer día de la universidad, nuestro primer viaje… Cuando somos pequeños todo es nuevo e inolvidable. A medida que nos hacemos adultos, la vida es más rutinaria. Pero lo cierto es, que cuando hacemos una escapada de fin de semana, o nos salimos de nuestro círculo de confort, parece que el tiempo nos cunda más.

 En relación con la teoría anterior, cuando una experiencia es nueva, cuando nos salimos de la rutina, nuestro cerebro gasta más energía: Tiene que estar más alerta y procesar mayor volumen de información y datos que cuando la experiencia es repetida. Este esfuerzo mental, produce la sensación de que el tiempo se alarga.