Entre la Habana y Saltillo

Usted está aquí

Entre la Habana y Saltillo

Enrique Martínez y Martínez siempre ha remado cuesta arriba. Nunca se ha doblegado. Es un fajador de primera. Su reciente nombramiento como Embajador de México en la isla de los hermanos Castro, ubica al exgobernador de Coahuila en una posición fundamental, en un momento en que Estados Unidos ha levantado las sanciones a la isla.

Presidente Municipal de Saltillo, Secretario de Gobierno en el sexenio de José de las Fuentes Rodríguez, dos veces diputado federal, Gobernador de Coahuila, Secretario de Agricultura, hoy será nuestro flamante Embajador en Cuba —solamente le falta la aprobación del Senado de la República, lo que parece ser un mero trámite —.

“Me gusta almorzar y comer muy bien, pero no me gusta cenar”, decía en tono irónico Enrique Martínez cuando se rumoraba que como premio de consolación le iban a otorgar la candidatura al Senado, Carlos Salinas de Gortari impuso a Rogelio Montemayor en la candidatura del PRI al Gobierno del Estado.

Cumplió su palabra. No fue senador y esperó paciente cinco años para obtener la candidatura. Se volvió a enfrentar al sistema y venció en una contienda interna al precandidato oficial, que por ese tiempo era Jesús María Ramón. Si de algo se ha ufanado Enrique Martínez, es de haber derrotado al candidato que contaba con todo el aparato, estructura y recursos del gobierno, además de su fortuna personal. Chuy María Ramón perdió ante el carisma y el arrojo de Enrique Martínez.

Enrique Peña Nieto lo nombró Secretario de Agricultura, pues lo había conocido y tratado como delegado del PRI en el Estado de México. Tras la salida del gabinete federal, su nombramiento como embajador es un tubo de oxígeno puro que le otorga el Presidente a quienes muchos consideraban un cadáver político.

Otro coahuilense, Jesús Flores Aguirre, tío del abogado y notario público Onésimo Flores Rodríguez, sirvió como consejero en la embajada de México en Cuba, al empezar la década de los 60 del siglo pasado. Destacado poeta y literato, Flores Aguirre exaltó los valores panamericanistas, así como la historia del país que lo hospedó, durante su estancia en la bella isla, que estaba estrenando revolución (uno de sus libros de versos más destacados es “Horizontes grises”, escrito por aquellos años, donde evoca los días nublados de su querido Saltillo).

Hace unas semanas, en la Casa de Coahuila, en la Ciudad de México, los abogados don Armando Fuentes Aguirre, Heriberto Ramos Salas y Edmundo Salas Garza, presentaron el libro “La Ciudad de las Montañas Azules”, de la autoría de Onésimo Flores. En este texto, el autor hace un homenaje a quienes han puesto su mejor empeño en el quehacer diario de la capital de Coahuila. Al evento concurrieron coahuilenses radicados en la capital del país, originarios de las distintas regiones de Coahuila y de otros estados de la República.

Durante la presentación, el abogado lagunero Heriberto Ramos Salas hizo un recuento de las andanzas comunes que tuvo con Onésimo, en el tiempo en que ambos estuvieron en la Ciudad de México. En esos nostálgicos tiempos estudiantiles, por su carácter y bonhomía, el notable notario saltillense trabó amistad con quienes lo acompañaban esa noche: Manuel Rodríguez Arriaga, quien ha sido embajador de México en China y ante la Comunidad Económica Europea; el actor César Costa, representante en México de la UNICEF; Ricardo Méndez Silva, exdirector de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM; Héctor Galeano Inclán, presidente nacional del Notariado Público.

“La Ciudad de las Montañas Azules” reunió a más de 200 personas en la Casa de Coahuila, quienes asimismo disfrutaron de la extraordinaria exposición de los presentadores. Don Armando Fuentes, con el tono magistral y buen humor que le caracteriza, destacó la vida y obra de Onésimo; por su parte, don Edmundo Salas desmenuzó el libro y destacó la vena lírica que motivó al autor a dejar por escrito sus sentimientos por la ciudad que lo vio nacer.

Onésimo se ha distinguido por hacer amigos; es estimado por el escritor Alfredo García Valdez, Juan José Bremer —también embajador de México en Cuba y el más brillante director que ha tenido el Instituto Nacional de Bellas Artes—, Diego Valadés, José Carreño Carlón, Jorge Carpizo, Ignacio Burgoa Orihuela, entre muchos otros.
www.jesuscarranza.com.mx