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Entre la confianza del consumidor y el temor a la inflación
La semana pasada tuvimos mucha información relevante en materia económica y que da para un vasto análisis con relación a la trayectoria a la que se va perfilando la economía de nuestro país. Un par de indicadores en particular llaman la atención.
Comencemos con el Indicador de Confianza del Consumidor, el cual recoge la percepción de los consumidores respecto a la situación económica del país y de sus hogares, que durante el mes de abril se ubicó en 42.4 unidades, lo que representa que estemos 10.2 puntos por encima de lo registrado hace un año.
Ciertamente, mientras más por debajo nos ubiquemos del nivel de los 50 puntos, indica mayor grado de pesimismo, y mientras más subamos de dicho nivel y nos acerquemos a los 100 puntos, quiere decir que predomina el optimismo o la confianza.
No obstante, es de llamar la atención la magnitud –que en parte ya se veía venir por la base de comparación– de aumento en la confianza. Incluso si entramos al detalle de cada uno de los cinco componentes que integran este indicador encontramos detalles muy interesantes.
El optimismo en relación con el futuro de la situación económica dentro de doce meses, tanto para la economía nacional (50.5) como para la de sus hogares (56.2), registran los niveles más elevados de los cinco componentes y además con las más fuertes alzas con relación a hace un año (10.9 y 12.5 unidades respectivamente).
Incluso todavía algo todavía más intuitivo. La magnitud del alza en la confianza del consumidor ya superó la registrada en los meses previos a las elecciones presidenciales del 2018, cuando el ánimo entre un amplio sector de la población se fue a las nubes ante los vaticinios de las diferentes encuestas que daban como virtual ganador al hoy Presidente.
Sin embargo, no todo fue miel sobre hojuelas en las cifras económicas. Como ya se ha comentado ampliamente en días pasados, ha aparecido en el escenario un antiguo enemigo que creíamos ya lo teníamos relativamente sometido: la inflación.
Aunque desde luego la baja base comparación ayudó a magnificar el incremento en el Índice Nacional de Precios al Consumidor, el hecho es que, durante el mismo abril, la inflación se ubicó en 6.08 por ciento a tasa anual, su mayor nivel en casi 40 meses. Destaca en particular la cifra de la no subyacente que se disparó a 12.34 por ciento anual.
Si este fenómeno no se disipa pronto, esperando que se vaya diluyendo con el paso de los meses el efecto aritmético, la inflación podría convertirse en una piedra en el zapato, no solo para la confianza de los consumidores, sino también para el mismo BANXICO en su afán de querer mantener condiciones laxas en el mercado monetario.