Energía y el estiércol barato

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Energía y el estiércol barato

La amplia victoria de Andrés Manuel López Obrador que lo llevará a la Presidencia tiene espantados a muchos. Si el presidente electo quiere construir refinerías, los empresarios dicen, ¿cómo le ayudamos?, y los medios de comunicación deliberan cómo implementará sus ideas. Pero muy pocos cuestionan si es apropiado usar miles de millones de dólares en construir y modernizar refinerías para, promete, producir gasolinas baratas.

Mientras el mundo civilizado se mueve hacia la descarbonización de su sector energético, elaborando marcos regulatorios que den cabida a estas tecnologías, el futuro mandatario desea usar una fortuna en inversiones que tendrían sentido… en 1940, no en el siglo XXI. Si bien es claro que AMLO quiere cumplir sus compromisos políticos, especialmente en el sureste donde la economía colapsó por el desplome del negocio petrolero, fija una estrategia y objetivos equivocados.

El Instituto de las Américas, en San Diego, California, ha trabajado mucho en reconocer las oportunidades y los retos de los mercados energéticos en México. En una conversación con su vicepresidente, Jeremy Martin, calificó de arcaicas algunas ideas del próximo mandatario. Martin tiene razón, pues mejores formas de inversión incluyen aumentar la producción de gas natural, incrementar la generación eléctrica por fuentes renovables y modernizar la red de conducción e interconexión eléctrica.

Los ambiciosos objetivos de reducción de emisiones en Asía, Europa y entidades avanzadas como California en EU, apalancan sus inmensas economías y mercados para acelerar la adopción de vehículos cero emisiones. En este contexto, todas las grandes empresas armadoras de autos han prometido electrificar sus productos y abandonar los motores de combustión en las próximas décadas.

En 2020 una primer oleada de vehículos eléctricos llegará al mercado. Modelos de marcas de lujo, pero también el I.D. de Volkswagen que promete un costo similar al de un Golf. Todos éstos con un rango de al menos 400 kilómetros por carga, y con un gasto operativo y de mantenimiento mucho menor que el de sus pares de gasolina.
La electrificación de todo demandará la modernización de la red de abastecimiento para conectar los sitios de producción verdes, plantas eólicas o solares, con las hidroeléctricas y plantas de gas, trasladar, administrar y en su caso almacenar la energía para que usted reciba un flujo eléctrico confiable y estable al tocar un apagador o al cargar su auto. Piense en lo chingón que será cuando su vehículo se mueva gracias a la energía captada por la resolana o la brisa, aunado a los beneficios ambientales y financieros de esta revolución.

El cambio y la modernización traen más beneficios que lo contrario. Sé que el futuro presidente es testarudo y no tiene porqué atender mis planteamientos. No obstante, si de verdad quiere ser recordado como un buen líder debería tomar las decisiones correctas para el país y no sucumbir al aplauso fácil derivado de medidas populares pero destinadas al fracaso.

México es el cuarto país más atractivo del mundo para atraer inversiones de generación de energía renovable. Ahí es donde vale la pena echarle dinero a una industria limpia que, a su vez, detone la innovación y el desarrollo. Piense que de habernos aferrado al pasado seguiríamos usando carretas con caballos para transportarnos. Pero recordemos, entre los inconvenientes de usar animales con ese propósito está el estiércol que dejan a su paso. Hoy la diferencia es que las emisiones de los motores de combustión arrojan otro tipo de estiércol, el que todos respiramos. Sí, estiércol, aunque se lo vendan barato.