Encuentro de migrantes

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Encuentro de migrantes

Hoy que hemos escuchado el segundo debate entre los contendientes por la Presidencia de los Estados Unidos, debemos observar que tanto la representante del Partido Demócrata como el del Partido Republicano provienen de familias emigradas. Donald Trump  en tiempos recientes pues sus abuelos paternos eran alemanes y su madre escocesa.

Su actual esposa nació en Eslovenia. Hillary Clinton (antes Rodham) desciende, por parte de su padre, de inmigrantes galeses e ingleses y, por parte de su madre, pertenece a una cuarta generación de inmigrantes ingleses, galeses, escoceses y franceses.

Cuando Cristóbal Colón (Cristóforo Colombo) cruzó el Océano Atlántico y llegó acompañado por un poco más de noventa tripulantes en la nao “Santa María” y las carabelas “La Niña” y “La Pinta” a un espacio geográfico desconocido para la civilización imperante, su atrevimiento fue tan grande como su ignorancia. Hasta su muerte en 1506 a los 55 años de edad, pensó que había encontrado una nueva ruta para llegar a las Indias.

Al pisar tierra firme en la isla Guanahaní (en las hoy llamadas islas Bahamas) el 12 de octubre de 1492, Colón desconocía que había llegado a otro continente. Entonces tenía 41 años y una gran experiencia como navegante al servicio de Portugal, aunque en esta ocasión su viaje fue financiado por los reyes católicos de España luego de un largo proceso de cabildeo. Por cierto, este hombre italiano era un emigrante en tierras portuguesas y españolas.

La geografía política de Europa empezaría a cambiar de pequeños reinos hacia incipientes naciones. El Mar Mediterráneo dejaría de ser el único navegable para los temas del comercio. Venecia como puerto marítimo empezaría a perder su hegemonía, aunque nunca su belleza única.

Ya España había probado los sabores del mestizaje de siglos en su parte andaluza, propiamente en Vandalucía (hoy Andalucía), que llevaba ese nombre porque esa zona (aún de espléndido clima) había sido invadida muchas veces por vándalos, a todas luces migrantes.

En el continente que ellos desconocían existían civilizaciones precedidas de otras cuyos vestigios permanecen en pie y de los que afortunadamente cada vez se conoce más. 

Los olmecas, teotihuacanos, mixtecos, aztecas, mayas e incas generaron verdaderas culturas con sus propios modelos de gobierno y sociedad; sus propias deidades; sus propios productos agrícolas; sus propias verdades: su propia civilización.

A la luz de la historia, estos magníficos pueblos podrían ser considerados en el estadio de la barbarie superior pero, de acuerdo a crónicas existentes, las ciudades que los hispanos conquistaron a principios del siglo XVI, los deslumbraron por la traza de sus avenidas y por sus edificios.

Aunque los Estados Unidos se han apropiado del término “americano” para sus ciudadanos y de América para su país, la América continental incluye a 35 países de las subregiones de Mesoamérica, Sudamérica y el Caribe; y a las tres naciones del norte del continente con una base poblacional de nativos que migraron de Asia tiempo atrás.

Ahora que en sendos debates se enfrentan Donald Trump y Hillary Clinton, se encaran dos descendientes de migrantes. Será muy importante que ambos –más aún el candidato del bisoñé rubio– internalicen la trascendencia que han tenido las migraciones en la evolución de la humanidad. Las migraciones humanas no se pueden detener.

Si continúa elevándose el nivel de los océanos seguramente millones de personas tendrán que trasladarse tierra adentro. Eso significa migración, sin olvidar a los migrantes que han sido desplazados por las guerras intestinas de países, o por la invasión de naciones en pos de los recursos de los que carecen o que ambicionan.

Estamos ante una crisis de la civilización global que es suma de siglos de la confluencia entre etnias y culturas que inició con el encuentro de los migrantes de dos continentes que mal llamamos: el Descubrimiento de América.