‘En un instante se acabó todo’: testimonio de trabajadora

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‘En un instante se acabó todo’: testimonio de trabajadora

Unión. Las labores de limpieza en la Ciudad de México por parte de voluntarios continúan. / CUARTOSCURO
No escuchó la alarma; el edificio donde estaba se derrumbó

CDMX.- Ana María Huerta no vio hacia atrás hasta que llegó a la esquina de Puebla y Salamanca en la colonia Roma, no quería convertirse en estatua de sal y no quería morir. Como en Sodoma y Gomorra, en donde la condena era que quién salía de ahí no podía volver la vista atrás.

Una nube blanca cubrió la calle de Puebla, cuatro pisos del edificio con el número 282 se desplomaron. Era la hora de la comida, poco menos de la mitad de la plantilla del turno vespertino de los laboratorios del Centro de Control y Desarrollo Biofarmacéutico (Cenco) quedaron atrapados.

La ingeniera en alimentos nunca supo quién o quiénes salieron, sabía que tenía que ponerse a salvo, que tenía que llegar a casa, que estaba temblando y que el edificio en donde trabajó por 12 años se estaba colapsando. “Varios estaban en el comedor, en el cuarto piso”, afirmó. Otros, como ella, aceleraron el paso en las escaleras, al tiempo que se escuchaba el tronar de las paredes. “Sentía que me caía”, relató.

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Ana María nunca escuchó la alarma, pero sí la voz de su jefa, quien sin miramientos le ordenó abandonar el primer piso.

Afirma que ilusamente creyó que sólo la fachada se había colapsado, puesto que desde donde se resguardó alcanzaba a mirar que algunos muebles salían expulsados de aquel edificio, que las hojas de papel volaban, pero nunca imaginó que el laboratorio se vendría abajo. En Cencon se analizaban alimentos procesados, se determinaba la etiqueta nutrimental, las proteínas y las grasas, pero también se hacían análisis para cosméticos, plaguicidas, bebidas, químicos en alimentos, productos agroindustriales, farmacéuticos, fertilizantes y microbiología.

La también madre de familia relató que el colapso fue de adelante hacia atrás, “no se vino para enfrente”, de haber sido así, “nosotros no hubiésemos podido salir”.

Cencon tenía varias sucursales, la de la colonia Roma era la matriz. Expresa que lo urgente es sacar los cuerpos, “uno se queda impresionado, sin poder hacer nada. En un instante se acabó todo”.