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¿En qué ha avanzado México con el actual régimen lopezobradorista?
Las posturas maniqueas de López Obrador nos remiten a los tiempos pretéritos en donde se diferenciaban los regímenes autoritarios y totalitarios, ya que en el autoritarismo no se atacaba al príncipe, mientras que en el totalitarismo se consideraba un ataque lo que no era un elogio.
Esa dicotomía empleada por el Presidente lo ha envuelto en una posición absurda que no tiene cabida en los presentes tiempos, y menos en una democracia moderna en la que pensábamos estar entrando, pues en la vida existen matices que hacen enriquecer los criterios propios de una sociedad actual con libertad de pensamiento que debe ser respetados por todos, incluyendo al Presidente, pues no está tratando con personas sumisas que nos lleven a un estado de abyección.
Las actitudes de que sólo debe haber blanco o negro, propio hoy en día de mentes obtusas, son el resultado de un temor basado en lo que pudiera suceder en las elecciones intermedias, en donde se elegirá el Congreso Federal, y que pudiera perder la mayoría su movimiento debilitándolo.
Además de un Congreso semiparalizado, existiría el riesgo de perder la elección presidencial que borraría de tajo lo que él llama la cuarta transformación. En estos 18 meses lo único que ha hecho es ocuparse de sus antecesores y predicar sus construcciones faraónicas como la refinería dos bocas, el tren maya y el aeropuerto Santa Lucía, asimismo los miles de millones de pesos que utiliza para regalárselos a personas sin oficio, pero con la mira de que siendo electores potenciales que estarán a su favor –segmento de la población convertidos en holgazanes– le beneficiarán con el voto.
Las mentiras cotidianas, como esa falacia de acusar a periodistas, a empresas concesionarias de los medios de comunicación y a empresarios como miembros del Bloque Opositor Amplio (BOA) que se han reunido con el objeto de influir en el ánimo social a fin de que su partido pierda el Congreso y en el 2022, mediante la revocación del puesto, se haga efectiva para que deje de ser el Presidente del País, han sido, repito, esa falacia, la forma más chabacana y torpe que la quisieron pasar como verdadera, producto de una estrategia elaborada por gente ignorante sin conocimiento de lo que debe ser un propósito político que dé como resultado un éxito. Eso sucede cuando colaboran empleados sin la sensibilidad política para manejar asuntos delicados de un país, sin embargo, recordemos que el desarrollo de la presente administración pública federal es piramidal. Se da de arriba hacia abajo como cuando se barren las escaleras.
Según el Presidente esa información llegó a Palacio Nacional sin saber quién la envió, nada más erróneo cuando es consabido que lo que ingresa a la sede del Poder Ejecutivo Federal pasa por filtros de seguridad avanzados en donde se puede detectar cualquier signo de amenaza y la información del remitente. Esa es otra prueba de que estamos viviendo en la ficción. México es mágico.
De igual manera, un tanto molesto, López Obrador dice que no va a permitir que le falten al respeto a la investidura presidencial, nada más que el ejemplo debe él darlo, ya que se ha referido en múltiples ocasiones con palabras peyorativas a determinados asuntos, como cuando pronunció una palabra cuya definición corriente es atribuida a la materia fecal. Eso, dicho por un jefe de estado, sí es faltar a la investidura presidencial.
Además del asunto del BOA que lo desbalanceó, está la reunión semanal de gobernadores, cuyo número de miembros sigue en aumento y que sus acuerdos cada vez pueden llegar a discutir asuntos graves que pudieran producir enfrentamientos con el Ejecutivo Federal y provocar desafíos alcanzando una anarquía que produjera un estado de excepción, lo cual no es deseable desde ningún punto de vista.
¿Con qué criterio podemos evaluar la evolución de un México sin crecimiento económico –sin culpar a la pandemia, pues desde antes su declinación fue evidente– y sin obras que justifiquen un avance?
¿Realmente estamos avanzando? Hay duda, pues tampoco estamos viviendo en una democracia representativa, pues es notorio que el contrapeso que debe mostrar el Poder Legislativo sólo es teoría pura. Por todas esas razones, es forzoso que dentro de un año Morena sea incolora y dentro de dos ya no exista.
Se lo digo EN SERIO.
@aguirreperalesf