En la tardanza está el peligro

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En la tardanza está el peligro

El Quijote I, 46

Don Quijote urge a la infanta Micomicona ir al rescate del reino de su difunto padre, el rey Micomicón. El supuesto reino está bajo el dominio del gigante Pandafilando de la Fosca Vista. Le dice el caballero a la infanta que cuente para ello con la fuerza de su brazo y su valeroso espíritu, que habrán de vencer al gigante usurpador y devolverle a ella el trono.

En realidad no se trata de infanta o princesa alguna sino de Dorotea, quien adopta tal identidad puesta de acuerdo con el cura y el barbero, amigos de don Quijote, que así lo tramaron para sacarlo de Sierra Morena y llevarlo de regreso a su aldea.

Le dice el caballero manchego a la supuesta infanta Micomicona que “La partida sea luego, porque me va poniendo espuelas al deseo y al camino lo que suele decirse que EN LA TARDANZA ESTÁ EL PELIGRO; y pues no ha criado el cielo, ni visto el infierno ninguno [por cuanto hace a peligros] que me espante ni acobarde”.

Don Quijote apresura a la fingida princesa Micomicona a salir ya al rescate de su reino, pues el único peligro que ve es la tardanza en salir, porque los demás peligros ni le espantan ni le acobardan.

Este refrán, que aparece mencionado cuatro veces en El Quijote (además de la cita arriba señalada se lee también en I, 29 y en II, 41 y 71), señala que la demora en abordar una situación puede derivar en que la solución de la misma se torne difícil o de plano imposible. Porque “en la tardanza está el peligro”.

@jagarciavilla