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En la NBA ya quedan muy pocos 'fieles'
CIUDAD DE MÉXICO.- Hace unos años al delantero Paul Pierce, entonces en los Celtics de Boston, le gustaba afirmar que él era uno de los únicos cinco jugadores que se habían mantenido toda su carrera en una franquicia, a pesar de tener tiempos muy adversos en ella.
En la actualidad, Pierce ha pasado los últimos tres ciclos en otros tres conjuntos, en 2013 con los Nets de Brooklyn, el año pasado los Wizards de Washington y para la campaña 2015-16, que inicia a finales de este mes, será titular para los Clippers de Los Ángeles.
La de Pierce es una generación que representa un estilo y filosofía de juego que ya va de salida en la moderna NBA, dominada por las ofensivas de flujo y el juego uptempo.
Ahora, las otras cuatro figuras que aludía Pierce como símbolo de fidelidad comenzarán lo que bien podría ser sus últimos instantes en las duelas de la NBA. Ellos son Kobe Bryant, Tim Duncan, Dirk Nowitzki y Manu Ginóbili, listos para jugar sus campañas 20, 19, 18, 15, y si no es la última, no cabe duda que no quedan muchas en ellos.
Son las únicas estrellas próximas a los 40 años que no han cambiado de franquicia y al parecer se retirarán en ella. De hecho, el año pasado esas estrellas que sucedieron a los ídolos de los noventa, ya dio indicios de que el ocaso de sus carreras está muy cerca.
El caso emblemático es Bryant, que solo ha jugado 119 partidos las últimas temporadas, incluyendo seis hace dos ciclos y 35 la pasada.
Y el dinámico guardia que era un jovenzuelo sin respeto por nadie en la duela, cuando las carreras de Jordan, Karl Malone, Charles Barkley y Hakeem Olajuwon tocaban a su fin, ahora iniciará su campaña 20, en un lugar que Black Mamba no esperaba conocer nunca: la intrascendencia, mientras sus jóvenes compañeros son apaleados y la dignidad de cinco campeonatos se convierten en una mera anécdota.
Los demás futuros integrantes del Salón de la Fama que han permanecido fieles a sus colores también atraviesan tiempos similares. Dirk Nowitzki promedió 17.3 puntos por juego la campaña pasada, la tercera cota más baja de su carrera y ya es claro que sin un anotador joven al lado (Monta Ellis el año pasado), el campeón en 2011, ya no puede cargar a los suyos.
Los casos de Duncan y Ginóbili son toda vez más gratificantes, pues su talento individual siempre se ha vertido en un proyecto que perdurará cuando se hayan ido. Manu creó toda una escuela con su estilo y es posible que dentro de unos años se arme que el bahiense ayudó a forjar el juego moderno de baloncesto y no bastará más que ver a la nueva superestrella de los Rockets, James Harden y a Jamal Crawford y su eléctrico control de balón, para darse cuenta de su influencia.
Ginóbili decidió volver para la que se espera sea su última búsqueda del sexto título de la franquicia y el quinto anillo de campeón en sus dedos. Su compañero, Duncan, parece indestructible, pero lo cierto es que este año su labor será la de ser un mentor para el all-star LaMarcus Aldridge, para que los Spurs de San Antonio, una de las franquicias más influyentes en el deporte profesional estadunidense, continúe sin sus padres fundadores.
La NBA ya ha sido tomada por jóvenes, el mejor armador de la Liga es Stephen Curry de Golden State, el que se anticipa como el más dominante en unos años es Anthony Davis de los Pelicans de Nueva Orleans, de 22 años, y los que eran novatos cuando Michael Jordan arañaba la senectud en NBA, ahora son viejos y pronto estarán caminando hacia la puesta del sol.