Seis mil pilotes de acero, 500 toneladas de concreto y otras 100 mil de acero, tan solo para la construcción del edificio terminal, además de mil 200 hectáreas recubiertas de tezontle y basalto para la zona de pistas, se irán a la basura junto con 48 mil empleos tras la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).

Al problema financiero que significará la cancelación de la obra que lleva invertidos hasta ahora 60 mil millones de pesos, se suma el destino que tendrá la construcción que ya ha sido edificada en 4 mil 400 hectáreas de terreno con un avance de 32 por ciento.

Aunque los trabajos en terrenos de Texcoco seguirán hasta el último día de noviembre, la incertidumbre se apoderó de los miles de trabajadores de las 300 empresas que forman parte del consorcio que edifica la obra desde hace tres años. 

Son más de 15 mil personas que trabajan día y noche en la obra; de ellos dependen otros 33 mil (indirectos): 48 mil que de un día a otro engrosarán las filas del desempleo en el país. Para colmo, Grupo Carso, una de las principales contratistas, no ha informado qué pasará a partir del 1 de diciembre.