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En el desamparo
A medida que nos acercamos a las urnas crece la preocupación por la violencia en las elecciones.
Resulta paradójico que nuestras angustias de hoy provengan de la exitosa estrategia federal de descabezamiento y fragmentación de los carteles. En 2019 había 463 grupos criminales en México (eso incluye de los megacárteles a las bandas operando en un pequeño polígono). La cifra fue armada por Jane Esberg del International Crisis Group con base en la información puesta por los criminales en los narcoblogs.
Lo nuevo de estas elecciones es la competencia de los criminales para controlar municipios. La manera tradicional de apoderarse de las alcaldías es usar los “balazos o los billetazos” para imponer o incrustar a su gente en los gobiernos. El fenómeno novedoso es cómo se están apropiando políticos ambiciosos de los métodos de los criminales.
Estos dos patrones (hay más) salieron del estudio de una lista obtenida en el Instituto Nacional Electoral con los nombres de 24 aspirantes y candidatos locales que fueron asesinados entre el 25 de noviembre de 2020 y el 24 de abril de 2021. A continuación, revisaré dos modelos de ejecuciones: las atribuidas a una banda criminal o a un competidor político emulando la violencia delincuencial.
Ivonne Gallegos Carreño era una odontóloga de 40 años comprometida con los derechos de las mujeres indígenas de Ocotlán de Morelos, Oaxaca. Postulada por el eje PAN-PRI-PRD desarrolló una exitosa campaña interrumpida por una emboscada en un camino vecinal oaxaqueño. En marzo pasado, un comando le metió diez balazos (dos en la cabeza): la típica ejecución de un cartel.
Ante la conmoción, el fiscal de Oaxaca Arturo Peimbert Calvo presumió de “una sólida teoría del caso” e hizo un guiño a las feministas al precisar que la investigación tenía “perspectiva de género y (se adhería a) los más altos estándares”. ¡Chulada de frase!, rematada con el clásico de los jilgueros vernáculos: “el crimen no quedará impune”. El domingo pasado pregunté a la respetada feminista oaxaqueña Eufrosina Cruz cómo iba la investigación; lacónica, me respondió: “no se ha hecho nada”.
En febrero, un sicario le dio seis plomazos a Ignacio Sánchez, un ingeniero agrónomo de 42 años nominado por el Verde a la rica Alcaldía de Puerto Morelos (Riviera Maya). Roberto Zamarripa investigó el asesinato para Grupo Reforma y planteó la hipótesis de que el autor intelectual fuera Tirso Esquivel, aspirante al mismo cargo.
Ignacio denunció las amenazas recibidas por parte de elementos de la Guardia Nacional (GN), lo cual podría explicarse por la cercanía de Tirso al oficial que mandaba en el destacamento de dicha corporación. También informó a las autoridades que Esquivel había ofrecido “cinco millones de pesos para que lo mataran”. Al presunto responsable lo apoya el partido Fuerza por México ligado a la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM) con importantes contratos colectivos para la construcción del Tren Maya.
Las ejecuciones recibieron algo de atención en medios locales y capitalinos pero muy rápido engrosaron la estadística de crímenes sin resolver. La impunidad se debe, en parte, a que los partidos carecen de una estrategia para preparar y proteger a sus candidatos. Intentamos corroborar esta afirmación llamando a las oficinas de prensa del PRI, PAN y Morena: nunca levantaron el teléfono. Fueron buenos, eso sí, para producir boletines: PRI y PAN exigieron al Gobierno Federal que “garantice elecciones tranquilas” y “tome en serio su responsabilidad”; Morena pidió al Gobierno de Oaxaca esclarecer “de forma expedita y certera el crimen”.
El Gobierno Federal se interesó muy tarde en este asunto a pesar de que era previsible que la violencia estaría presente en estos comicios. Hay tres fechas reveladoras: el 7 de septiembre de 2020 inició el proceso electoral formalmente, dos días después ejecutaron en Acapulco a Alejandro Toledo, candidato de Morena a diputado local; seis meses después (4 de marzo de 2021) la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) anunció una Estrategia de Protección en Contexto Electoral. No se midió la titular de la SSPC cuando proclamó en una mañanera reciente que los candidatos “¡no están solos!”.
Están solos y en el desamparo. En la siguiente columna revisaré las posibles soluciones a la violencia en elecciones.
@sergioaguayo
Colaboraron: Anuar Israel Ortega Galindo y Sergio Huesca Villeda
Sergio Aguayo
CRÓNICAS DE LA TRANSICIÓN