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En el caos poco duró la lealtad de militares
BOGOTÁ.- El pacto no escrito entre las fuerzas armadas de Bolivia y su presidente por 14 años Evo Morales, vio su fin el domingo 10 de noviembre cuando el general Williams Kaliman le “surigrió” renunciar al cargo de presidente.
A pesar de la tradición golpista del ejército de Bolivia y de los esfuerzos que realizó Evo Morales por darle un giro a dicha fama, en la crisis política, de violencia y caos se impuso lo que algunos expertos académicos consideran como “mano negra” desde Estados Unidos.
Conocedora de esta tradición, la autoproclamada presidenta Jeanine Añez hizo lo mismo que Evo Morales 14 años antes, cambió toda la cúpula militar y a los nuevos mandos de las fuerzas armadas además de exigirles lealtad les ordenó hacer lo necesario para mantaner la paz en el país.
Con estos cambios Añez depende ahora casi exclusivamente de las tareas represivas de las fuerzas armadas para mantenerse en el poder.
Días difíciles esperan a los bolivianos puesto que las fuerzas leales a Evo Morales no se quedarán tranquilas hasta que su líder regrese y ya se movilizan en varias regiones donde enfrentarán la represión.
Si en un principio Evo Morales dejó la presidencia primero y luego el país con el único propósito de evitar que se derramara más sangre, al parecer el resultado de esta acción operó de manera contraria pues apenas a 48 horas de la partida del líder indígena habían muerto 4 personas por impacto de bala, según la Defensoría del Pueblo.
Según Fernando Mayorga, director del Centro de Estudios Superiores Universitarios de la Universidad Mayor de San Simón en Cochabanba, Bolivia, las fuerzas armadas pasaron de ser garantes de la Constitución a recibir órdenes de autoridades constituidas ilegalmente como la autoproclamada presidente Jeanine Añez.
El ejército comenzó a actuar como fuerza represiva junto con la policía, Fernando Mayorga considera que lo ocurrido el domingo 10 de noviembre fue un “golpe de Estado no convencional” contra Evo Morales.
Así Williams Kaliman el jefe de las fuerzas militares pasó a ser el artífice del golpe en contra de quien llamó “hermano presidente”, “soldado del proceso de cambio”, frases impensables antes de la llegada de Evo al poder en enero de 2006, pues antes por medio de la represión golpista poderosos jefes militares establecieron sus dictaduras de 1964 a 1982.
Con información de la revista Proceso