En el aniversario 442 de Saltillo, te presentamos la historia de las zonas de tolerancia
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En el aniversario 442 de Saltillo, te presentamos la historia de las zonas de tolerancia
En Saltillo trabajaban tantas prostitutas que, se dice, que 1847 sacaron del entonces pequeño pueblo tres carretas repletas de soldados gringos contagiados de enfermedades de trasmisión sexual.
Desde aquellos años los soldados extranjeros describían al pueblo como un lugar con muchas prostitutas y delincuentes.
CONCHA Y MENCHA
A Concha Martínez, Rosa Badillo y Amalia de la Rosa les pareció buena idea rentar algunos cuartos en la calle de Mina para ofrecer sus servicios sexuales en 1919. Los agentes de sanidad ya tenían vigilado el lugar después de que los vecinos de “buenas costumbres” se quejaran del desorden y el mal ejemplo que podían causar a los niños esas mujeres.
A ellas las encontrabas en las habitaciones 8, 9 y 11 de dicha calle. Días antes arrestaron a las inquilinas de las habitaciones 21 y 25. Aunque era ilegal, desde entonces se practicaba la prostitución en esa zona.
Lo anterior sucedió durante el mes de febrero de ese año. Lo señala un documento del Consejo de Salubridad e Higiene Publica de Coahuila encontrado en el Archivo Municipal.
No muy lejos de ahí, en el callejón de la Delgadilla, ahora calle Guerrero y Arteaga, los vecinos pidieron la expulsión de Enemencia, o la “Mencha” para los clientes, quien le rentó a don Cenebio unos cuartos para después usarlos como prostíbulo.
A ella la arrestaron en el mes de julio de 1906, según la investigadora Alma Victoria Valdés, en un texto escrito para la Gaceta de Saltillo. Así era el inicio del siglo XX en el tema de la prostitución en la ciudad: grupos de vecinos de “buenas costumbres” quejándose del mal ejemplo de las mujeres que se ganaban la vida a través de la venta de sexo para después ser perseguidas por las autoridades.
En un inicio se les nombraba en los documentos oficiales “mujeres del mal vivir” o “clandestinas”, término que sustituía al de “prostituta” por considerarse altisonante en aquellos tiempos.
DOBLE MORAL
Se cree que fueron los españoles quienes trajeron el concepto de pudor durante la Conquista. Los indígenas tenían costumbres totalmente distintas en cuestión del sexo, el amor y matrimonio.
Además del pudor, los católicos españoles también trajeron consigo las infecciones de trasmisión sexual. Los indígenas no ejercían la prostitución. No existía un trueque a cambio de favores sexuales.
Al igual que el matrimonio la prostitución también es una herencia judeocristiana. Los indígenas tenían una concepción “libre” del amor, según el historiador Carlos Manuel Valdés, quien ha realizado múltiples estudios sobre los primeros habitantes de esta región del país.
En lo que tiene que ver con los indígenas que vivían en el noreste como Saltillo, el matrimonio tampoco existía como tal. Las mujeres fungían como madres de todos los niños de la tribu al igual que los padres.
“Había un gran cantidad de personas sin congregar en matrimonio. La prostitución como tal llegó en el siglo 19 a Saltillo. A algunas se les expedía una cartilla que demostraba que tenía permiso para ejercer la profesión. Así es le llamaba ‘profesión’”, explica el historiador.
“En cambio los indígenas tenían una manera muy distinta de ver el matrimonio de la manera en que actualmente lo concebimos. No había compromisos definitivos. Sí había hijos, mamá y papá, pero no en el sentido en que nosotros los vemos. Las familias eran extensas y muchas mamás se consideraban mamás de todos los niños y lo mismo con los papás”, señala el investigador.
Resulta irónico que la misma Corona Española, con intenciones de conquista y que abogaba por la civilización, haya traído el resultado de sus “pecados” como la lujuria y el adulterio.
“En América latina y en territorio indígena azteca no existía la prostitución. Eso llegó con los españoles junto con las enfermedades de trasmisión sexual”, puntualizó.
‘LA CARRETA IBA LLENA DE SOLDADOS ENFERMOS’
Los soldados extranjeros describían a Saltillo como un lugar con muchas prostitutas y delincuentes. Trabajaban tantas mujeres que en una ocasión durante el año de 1847 sacaron del pequeño pueblo tres carretas repletas de soldados estadounidenses con infecciones de trasmisión sexual.
Según Carlos Recio, historiador e investigador, la información la localizó en el diario de vida de un soldado de apellido “Potter” que se desconoce su grado.
En este diario hace referencia a la gran cantidad de prostitutas que había en el pueblo y narra un de manera breve la ocasión en que tres carretas salieron de la ciudad repletas de soldados enfermos con rumbo desconocido.
Las zonas de tolerancia
Después de que se hicieran cada vez más comunes las rivalidades entre “vecinos castos” y “mujeres y hombres libertinos” las autoridades intentaron concentrar este submundo de placer y ebriedad en un solo lugar para evitar confrontaciones.
La primera zona de tolerancia se encontraba entre la actual calle Comandante Leza y Terna, de acuerdo con el historiador. Comenzó a funcionar entre los años 40 y 50.
El testimonio sobre las noches en aquellas calles lo ofreció Rodolfo López Ortiz, quien fue habitante de la Topo Chico y visitó de vez en cuando el ‘Columpio del amor’ uno de los cabarets más famosos en aquellos años.
“Era una zona de tolerancia muy bien formada para su tiempo. Había varios cabarets de primera. Había gente de dinero que se paseaba y se divertía. Había unos ocho cabarets buenos. En el lugar se bebía cerveza y vino: el famoso “Madero 5X’”, recuerda.
Rodolfo se guardaba los nombres sobre los hombres adinerados que visitaban la zona en busca de mujeres. Hasta que accedió con la condición de que no fueran publicados. Entre estos nombres, sonaban empresarios que mucho tiempo sostuvieron la economía de la ciudad.
“Había un cabaret que se llamaba el Montecarlo y fuera de esta zona también existían las casas de citas en el barrio Tacubaya y otro por el callejón de Miraflores y el cabaret El Egipcio”, recuerda.
La mayoría de las sexoservidoras eran nacidas en Saltillo; en “El Egipcio” y el callejón Miraflores probablemente trabajaban mujeres extranjeras de acuerdo con el testimonio.
COLONIA GONZÁLEZ
Fue hasta los años 50 que la zona de tolerancia fue quedando dentro de la mancha urbana por la creciente población de la ciudad. Se tomó la decisión de mudarla hacia la colonia González, actualmente hay condominios en esa zona.
Detrás de estas casas, había sólo llanuras y eran los últimos rincones en donde se podía “ejercer la perversión”.
Ahí trabajaron dos prostitutas famosas: La Meche y La Güera. La primera ofrecía galletas de animalitos a los jóvenes que solicitaban sus servicios, mientras esperaban; y la segunda, quien fue famosa por tener a filas largas esperando al menos un beso a cambio de unas monedas.
COLONIA GUERRERO
En los años setentas se mudó la zona de tolerancia otra vez, ahora hacia la colonia Guerrero en donde ahora causa la incomodidad de los vecinos.
En Saltillo, además de esta zona de tolerancia existen diferentes casas de citas, además de escorts que ofrecen sus servicios a través de WhatsApp o redes sociales.