En cada libre el gasto del consumidor estadounidense debido al COVID-19

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En cada libre el gasto del consumidor estadounidense debido al COVID-19

Un peatón caminando frente a pequeños negocios que debieron cerrar sus puertas por la pandemia de coronavirus en el barrio Crown Heights de Brooklyn, en Nueva York. Foto: AP
Los efectos de la infección del COVID-19 en la economía estadounidense alcanzó al gasto del consumidor que hoy se dió a conocer que se desplomó un 7.5% en marzo, siendo la caída más pronunciado desde que empezaron a llevarse registros de la cifra en 1959.

El gasto del consumidor estadounidense se desplomó en 7.5% en marzo debido a los efectos del coronavirus y a las medidas para contenerlo, como las órdenes de quedarse en casa.

El Departamento de Comercio informó que es el declive más pronunciado desde que empezaron a llevarse registros de la cifra en 1959. El récord anterior fue de 2.1% en enero de 1987.

Añadió que la contracción estuvo acompañada de una baja de 2% en los ingresos personales en marzo y que ambos declives responden a las medidas para detener la propagación del virus que causa el COVID-19.

Los consumidores “cancelaron, restringieron o reorientaron sus gastos”, determinó el Departamento en su reporte.

El gobierno reportó que la economía estadounidense se contrajo a una tasa anual de 4.8% en el primer trimestre del año, principalmente debido a la baja del consumo más pronunciada desde 1980.

El gasto del consumidor estadounidense se desplomó en 7.5% en marzo debido a los efectos del coronavirus y a las medidas para contenerlo, como las órdenes de quedarse en casa. Foto: AP

El gasto del consumidor abarca el 70% de la actividad económica en Estados Unidos y había tenido un desempeño extraordinario en años recientes. Sin embargo, con base en pronósticos de que el consumo seguirá cayendo, numerosos analistas pronostican que el PIB se contraerá en un 40% en el período abril-junio, lo que sería el declive más pronunciado en la historia.

La caída del PIB en los primeros tres meses del año constituye el final de la expansión económica más dilatada en la historia estadounidense, que inició en junio de 2009. El gobierno estadounidense ha expresado esperanzas de que habrá un empinado rebote inmediatamente después, vaticinando que al expirar las órdenes de confinamiento los estadounidenses regresarán a sus trabajos y que gastarán más dinero.

Sin embargo, muchos economistas conjeturan que la contracción continuará hasta que surja una vacuna contra el virus, lo que podría no ocurrir sino hasta mediados del año entrante.

Los temores por el coronavirus, las medidas de distanciamiento social, la volatilidad financiera y el desplome de la confianza pública han afectado severamente la capacidad y el deseo de los consumidores de gastar su dinero”, observó Lydia Boussour, economista de Oxford Economics.

El reporte para marzo reflejó además que un indicador inflacionario seguido muy de cerca por la Reserva Federal se contrajo en 0.3% en marzo y presenta un aumento de 1.3% con respecto al mismo período del año anterior, muy por debajo de la meta inflacionaria de 2% fijada por el banco central estadounidense.

La Fed anunció que mantendrá su tasa de interés referencial casi en cero durante el futuro previsible, como parte de sus esfuerzos para apuntalar la economía frente a su peor crisis desde la Gran Depresión de la década de 1930.