“Mi hija dio su vida por el amor a su gatita… les pido sigan apoyando en la búsqueda de ‘Cali’”. 

Dyanna Montoya entregó el cuerpo de su hija Katya Polendo a la tierra, apenas el 22 de febrero pasado. La chica de 21 años, estudiante del octavo semestre de Arquitectura en la Universidad Autónoma de Coahuila, murió al caer de una altura de seis metros y tras una semana de larga agonía. 

A las 13:00 horas del pasado 15 de febrero, el destino le jugó mal a la chica: El frágil techo de lámina se quebró y ella fue en caída libre. Buscaba a su gatita en las azoteas de las casas situadas en la calle Andrés Saucedo, de la colonia Topochico, al oriente de Saltillo. 

“Cali” había huido del cuarto que la chica monclovense rentaba, al quedar la puerta abierta accidentalmente; Katya y su amigo Caleb fueron al rescate. 

El golpe deshizo su cráneo y piernas; fue trasladada a la Clínica Dos del IMSS, aquí en Saltillo y luego de emergencia a la Clínica 21 en Monterrey, donde tras una semana de inagotables esfuerzos médicos, fue declarada sin vida. Vecinos, amigos y la comunidad universitaria se unieron en oraciones y apoyo económico para gastos hospitalarios y los servicios funerarios. 

EL AMOR
“Cali” fue adoptada el 12 de diciembre de 2016 por medio del grupo de Facebook “Sociedad Gatuna Saltillo Oficial”; era la adoración de Katya, recuerda Caleb. 

“Cuando empezamos a buscarla subí a la azotea, pero no me hacía caso, por eso Katya también subió; yo estaba con ella en el techo, me pidió tomarle una foto a la gatita por si se escapaba subirla a Face. Katya se acercó a ‘Cali’, cuando de repente… el techo se quebró”, expresó Caleb. 

“Tras caer, ella no perdió el conocimiento, pero sólo podía decir que le dolía mucho la cabeza y las piernas, luego la sedaron y ni siquiera pudo despedirse de nadie. La ambulancia; el traslado a Monterrey… ella murió a las 17:00 horas del 22 de febrero en la Clínica 21 de IMSS.

Su cuerpo fue cremado y llevado a Monclova, donde vive su familia”, contó. 

A “Cali” la vieron por última vez la madrugada del 16 de febrero en el mismo lugar de donde cayó Katya. 

Devastada pero lejos de rencores, sin culparla del accidente por el que su hija perdió la vida, Dyanna pide a la comunidad ayuda para encontrar a la gatita. Piensa, siente, que el gran amor que Katya tenía por ella merece que ésta sea rescatada. 

Algo del corazón de la chica está aún en “Cali”. Su anhelo ahora es que se reúnan en Monclova. 

“Mi más sincero agradecimiento a las personas que apoyaron… les pido sigan apoyando en la búsqueda de ‘Cali’, que sigue perdida; quisiera al menos recuperar a quien mi hija adoraba”, suplicó la madre.