Elogio del Ateneo Fuente
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Elogio del Ateneo Fuente
Lo he contado antes: lo poco que sé en mi vida de academia y estudios formales es por los buenos maestros que he tenido. Los errores e ignorancia de la cual hago gala –muy a mi pesar, pues– son cualidades mías. No se culpe a nadie más de ello. Un día fui joven, estimado lector. Pasé por las escuelas públicas donde mis padres me enviaron. En la Secundaria Federal No. 2, en la materia de español, tuve a un maestro que me marcó de por vida, don Pedro Ángel González. Él mismo es ahora escritor e investigador. El maestro desató en mí una pasión malsana (con sus tareas y comentarios en el aula) que padezco y me acompañará de por vida: la lectura.
Ya luego en el legendario Colegio de Bachilleres Ateneo Fuente, tuve a una batería de maestros, sabios todos ellos, quienes formaron mi abecedario en todos los campos. En aquellos tiempos que estuve dos años en sus aulas, recuerdo que en el primer año el Director era nada más y nada menos que mi amigo y maestro don Armando Fuentes Aguirre. Ya luego, el Director fue Everardo Martínez Pineda. Su esposa, la maestra Dora Alicia Valero, me dio clases de matemáticas. En historia, Ramón Moncada. En física, el legendario Jesús García Rico, “La Coyota”. En matemáticas, “El Camarón”. En derecho y ciencias sociales, un maestro y periodista radiofónico, bueno de a madre, Jorge Ruiz Schubert, alias “Supermán”. ¿Ya lo notó? Los apodos siempre han existido, son signo de identificación, no violencia verbal. ¿Cuándo se jodió todo y ahora es sólo “bullying”? No lo sé. Pero en aquellos años de escuela, mejores a éstos, solía estar en las aulas del Ateneo Fuente y solazarme en su biblioteca; aquellos tiempos fueron de formación para desembocar en lo que ahora soy: escritor y periodista.
Hoy, mi Ateneo Fuente llega a sus primeros 150 años de vida. Un año de festejos se anuncian por parte de sus autoridades que la respetan y aman, el rector Blas José Flores y el director Miguel Ángel Rodríguez, quien está a punto de convertirse en el Coordinador de la Unidad Saltillo. Caray, parecen tiempos romanos, cuando se anunciaban festivales con aquel pregón de fuego del heraldo: “vengan a la fiesta, vengan a la celebración, vengan a los juegos que nunca han visto y jamás volverán a ver”. Única esta celebración, nunca más alcanzaremos otra en esta vida, señor lector. Por eso, tanto el rector Blas José Flores como Miguel Ángel Rodríguez están echando literalmente la casa por la ventana. Mi Ateneo Fuente lo merece. Me uno entonces ruidosamente a su celebración de cultura, deporte, academia y, claro, gala deportiva.
Esquina-bajan
Pido hablar con su director, Miguel Ángel Rodríguez, vía puente de su amigo y maestro universitario, Martín Martínez Avalos. La cita se da para tomar un buen café de por medio. Gozoso, el Director me habla de los festejos y las actividades programadas, todas de primer nivel: conferencias, seminarios, congresos, un timbre postal a nivel nacional y un libro y un video de colección editado por Clío; una medalla conmemorativa… amén de justas académicas y deportivas. Su entusiasmo se contagia. No obstante que el ingeniero Rodríguez puede ser electo Coordinador de la Unidad Saltillo de la UAdeC (sus blasones académicos son envidiables, tiene dos maestrías, una en Sistemas y la otra por la Iberoamericana), éste va a seguir al frente como Coordinador General del 150 Aniversario del glorioso Ateneo Fuente; coordinación que engloba a un Consejo General, Consejo Técnico, Patronato y el Comité Organizador.
Es la Escuela de Bachilleres más antigua de México, insisto: 150 años. Es decir, eran tiempos en que ni aún se afincaban del todo los nativos de Torreón cuando el Ateneo Fuente ya preparaba a sus alumnos para una modernidad que es hoy. Han egresado de sus aulas alrededor de 50 mil alumnos (incluyéndome, ojo), entre los que se cuentan puros ases (menos este escritor, de nuevo ojo): dos expresidentes de México, Roque González y Venustiano Carranza; el escritor Julio Torri, don Vito Alessio Robles, Miguel Alessio Robles, el inconmensurable Artemio de Valle Arizpe; claro, cómo no, don Armando Fuentes Aguirre, María Izquierdo, Alfredo García…
Los festejos ya iniciaron. Un año de celebración que jamás se volverá a presentar. Bueno, sí, pero sin nosotros, tristes mortales y no inmortales. Por ello, es agradecible que el director Miguel Ángel Rodríguez haya gestionado con oportunidad y tiempo un presupuesto de 90 millones de pesos para su remodelación y equipamiento integral (fondo tripartito: Universidad, Federación y Estado). Un blasón que ahora le sirve para aspirar a la Coordinación General donde busca una reingeniería integral de la Unidad. No dudo que ganará y fortalecerá con su dinamismo y relevo generacional a un equipo que tiene a la UAdeC en las nubes.
Letras minúsculas
Perdonadme, lectores, pero 150 años son un chingo de años. ¡Arriba el Ateneo, cabrones!