Elogio de la cacería
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Elogio de la cacería
El tiro debía ser perfecto. Lo fue. Uno solo. La flecha bien puesta. El arco, la cuerda tensa, la posición correcta. Los dedos en su sitio y el ojo del cazador en su presa. Fue un tiro de 50-55 metros para un venado al cual José Guerrero dio caza en un rancho cinegético cercano a Piedras Negras, Coahuila.
Lo persiguió por tres días y al menos, recorrió 14 kilómetros para enfrentarse con él. Para cobrar la presa de un jabalí pecarí, fue un tiro de 20-25 metros, la flecha fue a dar al pulmón del animal, éste ni corrió; murió casi en el instante. El arquero José Guerrero, detalla: “no se usa el mismo tipo de flecha para cazar a un jabalí, a un venado o a un guajolote silvestre”.
Para el jabalí, una flecha de penetración. Para el venado, flecha mecánica. Para el guajolote, una navaja de tres pulgadas la cual al momento de salir disparada del arco tenso del arquero, como en las películas, gira en sí misma y su silbo es impresionante. José Guerrero viene de familia de cazadores de Chiapas. Su hermano, Paco Guerrero, el cual me llevó de cacería en año pretérito en el rancho Santa Anna de su propiedad, realiza tiros con rifle, los cuales siempre dan en el blanco.
Mirada de halcón y puntería de rayo. Hoy vinieron de cacería a Coahuila.
La derrama económica para el Estado es grande. Los ecologistas no protestan por ello, pero sí para salvar la vida de un puñado de toros de pelea. En fin, las masas son manipulables. Los jóvenes son manipulables. Datos de esta temporada según Héctor Montemayor, responsable del turismo cinegético de la Subsecretaría de Turismo, habla del arribo de al menos 3 mil 200 cazadores tanto nacionales como extranjeros, a los mil ranchos de las diversas zonas del Estado. La derrama es por el orden de los 150 millones de pesos en tres meses y medio de caza (19 de noviembre de 2015 hasta mediados de febrero de 2016). Cada cazador invierte de 3 mil 500 dólares a 4 mil, durante su estancia y claro, el pago de la presa a cazar.
Mi hermano José Guerrero al igual que Paco Guerrero, son cazadores con rifle, por lo general un calibre 270 con el cual los tiros de 250 a 350 metros y para ellos, son un mero postre. Pero, desde hace un año, al ingeniero José Guerrero al entrar a una tienda de caza en el bello Distrito Federal y al ofrecérsele un arco de tiro para que lo pulsara y disparara algunas flechas, aquello le gustó tanto que ahora sólo tira con arco. ¿Su primera presa? Una imponente cabra catalana de más de 100 kilos en Hidalgo.
Esquina-bajan
Moroso, el arquero abre su estuche en mi casa a donde vino a pasar algunos días luego de la refriega de la cacería en el norte de Coahuila. Arma el arco y polea, tensa la cuerda. Le pone todos los aditamentos, abre brazos y piernas, pone una flecha sin punta, me deletrea paso por paso y dice, “ahora hazlo tú Jesús Cedillo”. No pude. Aquello es todo un arte.
¿Por qué dejó el rifle y ahora tira con arco en condiciones adversas? El cazador graduado de la UAAAN lo dice como si fuese filosofía. Lo es. “Poca gente lo entiende, pero en esto, el animal tiene todas las ventajas. Cazar con arco es muy difícil. Con rifle puedes hacer un buen tiro de 350 metros y ya. Pero con arco, estás a 15, 20, 50 metros. Luchas contra el animal y contra sus sentidos. Es superior a ti. Cazar con arco borra la ventaja que supuestamente tienes con respecto al animal”.
Durante cuatro o cinco días, el cazador no puede bañarse con jabón, desodorante, champú y toda esa parafernalia de la vida normal. Sólo agua. El animal te huele, te percibe a metros de distancia y te evade. ¿Viento en contra? Jamás lo alcanzas.
Hay cerca de mil ranchos registrados en Coahuila. Cada presa tiene un cintillo autorizado de las autoridades federales para su caza. En 2014 fueron 3 mil 334 cintillos y en el 2013, 3 mil 346 marbetes. Cada uno es vendido de acuerdo a la presa que se va a tumbar. Haga usted cuentas. Por un venado en Coahuila y depende del rancho, se pagan mil dólares.
En Hidalgo, por un “Muflón”, más de mil dólares. Por un borrego cimarrón chico, más de 35 mil dólares. El buen arquero, cuenta Guerrero, debe hacer sus flechas y sus cuerdas. Armar el tubo, las puntas, la cola, las plumas, todo. ¿Qué elegir para cazar a un jabalí? ¿Una pluma larga la cual da rapidez o la pluma corta, que aporta estabilidad? “Abres el arco —dice— lo tensas, disparas; pero si el animal lo siente y lo escucha, la flecha en una distancia de 45 metros (220 pies por segundo) tarda un segundo en llegar… pero el animal ya se fue. Debe ser un tiro perfecto”.
Letras minúsculas
Hizo tres tiros perfectos. Un venado, un jabalí y un guajolote silvestre. Nada mal para quien tiene un año de arquero. Puf.