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Ellos dominan, ellas participan: el machismo de los Juegos Olímpicos
¿Soltera o casada? Deportista. Y de élite. A pesar de que las mujeres suman el 45% de los participantes de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, el tratamiento a las deportistas no es siempre igualitario respecto a los hombres. De hecho, un estudio llevado a cabo por Cambridge University Press demuestra que la sociedad del siglo XXI podría no haber superado el miedo al liderazgo femenino. Al menos cuando se trata de deporte.
Después de analizar más de 160 millones de palabras ofrecidas en los medios de comunicación, blogs y redes sociales, los expertos descubrieron que los hombres recibían tres veces más espacio informativo que las mujeres, en el que además aparecen destacadas sus cualidades: fuertes, rápidos, fantásticos. Pero no ocurre lo mismo cuando se habla de ellas, siendo las palabras más utilizadas 'edad', 'mayor', 'embarazada', 'casada' o 'soltera'. ¿Acaso han viajado hasta Brasil por su valía como madres o esposas? ¿Es su físico determinante para la victoria? La respuesta es no. Pero el informe demuestra que ser mujer continúa siendo un hándicap en el momento de conseguir reconocimientos.
Lenguaje tradicional e infantil cuando se trata de mujeresEl estudio también sugiere que en el deporte, cuando se habla del sexo femenino, las palabras 'chica' o 'señorita' aparecen con frecuencia, pero cuando se trata de ellos, las expresiones se neutralizan y los datos deportivos toman el protagonismo.
Tampoco se rigen por los mismos principios de noticiabilidad. Mientras que los hombres son mencionados como profesionales, ellas lideran rankings de belleza, son preguntadas por su dieta y no pueden desligar su vida personal de la laboral ni aun dejándose la piel en los Juegos. De la misma manera, en las descripciones de las pruebas, los verbos cambian radicalmente en función de hacia quién van dirigidos. Las mujeres participan, compiten y luchan, pero ellos dominan, ganan y son elevados a la categoría de 'genios' cuando consiguen sus objetivos.
El sexismo en el deporte no es nada nuevo ya que, al igual que ocurre en otros contextos en los que hay implícita cierta competitividad, como la política, la mujer suele tener que sortear los obstáculos sociales para poder demostrar su valía sin ser cosificada y reducida a su físico o sus circunstancias personales. Las tenistas Serena Williams y Genie Bouchard, la futbolista Camille Abily o la boxeadora Namibia Flores también han sido víctimas de actitudes sexistas durante su carrera como deportistas. Sin ir más lejos, esta última ni siquiera ha podido representar a su país en Río de Janeiro por ser lo que es, una mujer, ya que en Cuba el derecho a competir permanece solo en manos de los hombres.
Y ni la presión internacional ni los años de dedicación exclusiva de Flores al deporte de contacto han podido levantar el veto. "¿Por qué no puedo defender los colores de mi país. ¿Por ser mujer?", criticaba ella misma en un documental sobre su biografía.