Ellas en el aire

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Ellas en el aire

Contar historias de mujeres es algo, en cierta medida, apasionante. Generalmente son hechos inéditos que han permanecido ocultos porque han sido vistos como sucesos intrascendentes, sin mayor importancia. No obstante, en muchos casos, de esas historias surgieron verdaderas heroínas que han permanecido en el anonimato.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el conflicto militar global que se desarrolló entre 1939 y 1945, destacó un grupo de valientes mujeres entre las que se encontraba Lucile Wise, quien en 1943 se convirtió en una de las precursoras de la aviación militar en Estados Unidos. El grupo de mujeres se encargaba de pilotear las aeronaves para que los hombres se mantuvieran en combate. Ella manifiesta que lograron que se dieran cuenta “que podíamos hacerlo, éramos serias y estábamos dispuestas a trabajar”, expresó en el 2014.

En esa época se consideraba antifemenino, no era aceptado socialmente que las mujeres participaran en actividades militares, pero entonces Lucile Wise comenzó a aprender a volar, no se lo contó a nadie y después ella fue considerada un hito en el proceso de empoderamiento de las mujeres, personas que rompieron barreras. Pero fue apenas, hace 4 años, cuando a Wise se le otorgó un reconocimiento público por sus heroicas decisiones, además ese reconocimiento estuvo asociado al hecho de que el Pentágono de los Estados Unidos anunció un plan para combatir los problemas de discriminación de género en el servicio militar, y retiró la prohibición que impedía a las mujeres combatir en el terreno.

Innumerables grupos de feministas rechazan que la igualdad sea un concepto que se aplique a la guerra, no obstante, mujeres como Lucile Wise –que ama la libertad que siente en el aire– sostiene que pueden hacer cualquier trabajo para el que estén capacitadas y que eso incluye participar en el combate. 

La participación de las mujeres en la aviación inició cuando piloteando los aviones militares de las fábricas, a los puntos de embarque, realizaban algunos vuelos transportando a oficiales de alto rango; entonces las mujeres volaron más de 90 millones de kilómetros en todos los aviones utilizados en la flota estadounidense y, según cifras de la Universidad de la Mujer, en Texas 38 de ellas murieron.

Al terminar el conflicto bélico no hubo reconocimiento alguno por la participación de las mujeres, al contrario, se generaron actitudes adversas hacia ellas por parte de hombres que las veían como competidoras, ellos eran los héroes, y el Congreso norteamericano rechazó reconocerles a ellas el status militar y guardaron silencio.

Hacia los años setenta se anunció que por primera vez el ejército estadounidense tendría mujeres al mando de aviones militares, lo cual era falso. Las que había participado como pilotos en la Segunda Guerra Mundial se percataron que estaban siendo relegadas y se organizaron para que su papel en el mundo no fuera olvidado, décadas después lograron ser reconocidas como veteranas y se les otorgó la medalla de oro del Congreso.

Samantha Weeks, Lucile Wise, Jean McCreery, entre otras, supieron sobreponerse a la discriminación y a todo tipo de impedimentos, hoy son un ejemplo porque supieron lograr sus sueños y hacer historia.

Tengo que confesar que soy antibelicista, estoy rabiosamente contra las guerras, trabajo por la paz, pero eso no me impide reconocer la valentía de las mujeres que han abierto brechas y han superado la exclusión.