Ella es Sandra, la sanguinaria 'niña sicaria' que a los 15 años ya era líder de Los Zetas

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Ella es Sandra, la sanguinaria 'niña sicaria' que a los 15 años ya era líder de Los Zetas

Foto: Tomada de Internet
'Me ofrecieron trabajar de halcón, después fui jefa de los halcones y, al final, me pasaron a secuestros, levantones y a ejecutar a los secuestrados '
Actualmente, Sandra de 21 años de edad, se encuentra interna en un centro de Tabasco, estado de donde es originaria, pero antes de ser recluida por las autoridades, a sus 15 años, la joven dominó en el crimen organizado.
 
Con apenas 15 años de edad, Sandra se mudó a Cancún, Quintana Roo, en donde comenzó a prostituirse, con el tiempo logró escalar en grandes posiciones del crimen organizado, hasta tener a 53 sicarios a su servicio.
 
La joven entró en el negocio cuando una amiga la llevó a una fiesta de criminales para que se prostituyera. A partir de entonces se convirtió en halcón, luego participó con grupos de secuestro y finalmente, se hizo sicaria.
 
Cuando la detuvieron dijo que pertenecía al Cártel del Golfo, ya que la organización de Los Zetas tiene pésima fama y sabe que los militares golpean con más energía cuando se confiesa pertenecer a esa organización. Inició en las filas del narcotráfico por dinero, no para llenarse de lujos, sino para mantener a su hija y comprarse comida y sobrevivir.
 
Todo inició cuando a los 15 años de edad, Sandra se mudó a Cancún, Quintana Roo, para buscar un mejor futuro. En la ciudad turística, su primer trabajo fue como sexoservidora, como ella misma narra en un informe obtenido en 2016 por el Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).

De sexoservidora a sicaria

 
“Empecé como sexoservidora. Antes había intentado ser edecán: mis senos y mi vientre son mi orgullo porque a pesar de mi embarazo no tengo cicatrices. Metí solicitud a una agencia de modelos que solicitaba muchachas para promover productos en los centros comerciales, pero nunca me llamaron. Me empecé a desesperar. Anteriormente había vendido zapatos en abonos, ropa usada en un tianguis y hasta de cuida niños a domicilio la había hecho. En aquellos días estaba saliendo con un muchacho. Me presentó a una chava que terminó siendo mi amiga. Esa amistad es clave para entender por qué estoy en prisión”, cuenta.
 
Dicha amiga primero la llevó como sexoservidora a una fiesta de criminales, a partir de entonces se convirtió en halcón, más tarde participó con grupos de secuestro y más tarde ella misma se haría sicaria hasta tener a su mando 53 personas. 
 

“Me ofreció trabajar de halcón, después fui jefa de los halcones y, al final, me pasaron a secuestros, levantones y a ejecutar a los secuestrados; mi grupo era de 53 personas”, asegura.

Desde la cárcel

 
Sandra asegura que el encierro le ha provocado ataques de ansiedad y taquicardias. 
 
“Simultaneamente grito, lloro y siento como que me hago humo; hasta mi sombra se ha enfermado. He tenido gastritis, migraña, me quejo de los rincones y se me ha caído el cabello. En libertad solamente pensaba en mi rostro, pero nunca en el resto”.
 
Tras pasar 22 horas al en la celda; a veces sentada, a veces acostada, Sandra intenta  hacer ejercicio en una dimensión de tres por tres metros que comparte con siete mujeres acusadas de secuestro y delincuencia organizada. 
 
“Una hora a la semana se me permite salir al patio, quince minutos de llamada telefónica y cuarenta y cinco minutos para jugar volibol o caminar alrededor de la cancha de basquet. El resto de los días pienso que afuera ya estaría muerta y que por eso Dios me trajo aquí”.
 
Su mayor temor era que al llegar a la cárcel la esclavizaran y torturaran:
 
“Cuando llegué a prisión sentí pavor de ser recibida con golpes y amenazas. Tenía miedo de que alguien me esclavizara obligándome a lavarle la ropa, el sanitario o que me chantajeara con dinero para no putearte cotidianamente; afortunadamente no sucedió”
 
Actualmente, recluida en un centro de Tabasco, a Sandra aún le quedan cuatro años de sentencia por homicidio y secuestro. Sin embargo, su vida criminal quedó en el pasado y tiene la intención de comenzar una nueva vida.
 
Con información de La Silla Rota