Elige Trump a Rick Perry para ejecutar su "revolución energética"

Usted está aquí

Elige Trump a Rick Perry para ejecutar su "revolución energética"

Donald Trump eligió a Rick Perry para ser titular de Energía y llevar a cabo la "revolución energética". Foto: AP
Perry, de 64 años, que durante 15 años fue el gobernador de Texas, el mayor productor de hidrocarburos del país, fue confirmado por Trump en un comunicado oficial.
En lugar de continuar con el actual camino para socavar y bloquear a los productores de combustibles fósiles de EU, la Administración Trump fomentará la producción de estos recursos mediante el arrendamiento de yacimientos terrestres y marinos"...
Programa del presidente electo

Donald Trump eligió a Rick Perry para ser titular de Energía y llevar a cabo la "revolución energética" que ha prometido el presidente electo para explotar al máximo los recursos naturales que tiene Estados Unidos.

Ese programa se asienta en principios que están en contra de las salvaguardas medioambientales que ha defendido la Administración de Barack Obama, receloso del uso de recursos como la explotación de la industria del carbón, que ahora quiere impulsar Trump.

Perry, de 64 años, que durante 15 años fue el gobernador de Texas, el mayor productor de hidrocarburos del país, fue confirmado por Trump en un comunicado oficial, una designación que ya habían anticipado los medios de comunicación en las últimas horas.

Como recordó Trump en ese comunicado, el Gobierno que encabezará a partir del 20 de enero garantizará que el país utiliza los "enormes recursos naturales" que tiene para impulsar su independencia energética.

Poco amigo de políticas para la protección del medioambiente, Trump se ha fijado como una de sus metas convertir a Estados Unidos en una nación independiente en materia energética para que no dependa de las compras de petróleo externas.

De acuerdo con los últimos datos del Departamento de Energía, Estados Unidos tiene una producción de 8.70 millones de barriles diarios de petróleo y unas importaciones netas de crudo de 7.48 millones de barriles.

Cerca del 48 % de esas importaciones proceden de Canadá, y el resto de distintos países, encabezados, por orden de importancia, por Arabia Saudí, Venezuela y México.

Los montos de crudo que se importan ahora se han venido reduciendo en los últimos años según ha ido explotando Estados Unidos yacimientos no tradicionales por extracción hidráulica o "fracking", muy criticada por grupos medioambientales.

Hace cinco años por estas fechas, Estados Unidos tenía una importación neta de 8,81 millones de barriles diarios, y hace diez años ese monto llegaba a los 10,02 millones de barriles, el 25 % más que los niveles actuales.

Perry, que en un debate de 2011 sugirió eliminar la cartera de Energía, se pondrá ahora al frente de ese departamento, a las órdenes de Trump, para liderar los esfuerzos oficiales con el fin de desarrollar un sector que busca fomentar la creación de empleo.

El exgobernador de Texas Rick Perry (d) es visto en la recepción de la Torre Trump en Nueva York. Foto: EFE

Como gobernador de Texas, afirmó Trump, Perry "creó un clima de negocios que produjo millones de nuevos empleos y precios energéticos más bajos en ese estado, y traerá el mismo enfoque a nuestro país como secretario de Energía".

Estados Unidos "se asienta en un tesoro sin energía sin explotar", sostiene el programa de Trump, un político que en numerosas ocasiones se ha quejado de las regulaciones que afectan a los distintos sectores de la economía.

"En lugar de continuar con el actual camino para socavar y bloquear a los productores de combustibles fósiles de EU, la Administración Trump fomentará la producción de estos recursos mediante el arrendamiento de yacimientos terrestres y marinos", sostiene el programa del presidente electo.

Esa política ha estado sometida en los últimos años a limitaciones de parte de la Administración de Obama, tanto en la explotación de yacimientos no tradicionales de hidrocarburos como de carbón, algo que ha encontrado una fuerte oposición de Trump.

Ahora, la idea del nuevo gobierno es desarrollar "todos los proyectos energéticos", incluyendo los que están demorados por Obama y que, según la política oficial que regirá desde enero, generan una "destrucción" de puestos de trabajo.

"Terminaremos la guerra contra el carbón, y rescindiremos la moratoria en el arrendamiento de las minas de carbón", dice el Equipo de Transición Presidencial en sus principios de gestión.

Además de estas tareas, el Departamento de Energía, creado en 1973, tiene la última responsabilidad en la supervisión de las reservas nucleares y garantizar que se mantienen en lugar seguro, así como la supervisión de la red eléctrica del país.

Rick Perry, el secretario de Energía que quiso cerrar ese departamento

Rick Perry, elegido como secretario de Energía en el Gobierno de Donald Trump, tuvo que abandonar la carrera presidencial de 2012 por olvidar el nombre de Departamento que va a dirigir, cuyo cierre defendía entonces.

En un embarazoso episodio durante uno de los debates presidenciales de las elecciones primarias republicanas de hace cuatro años, Perry enumeró tres agencias federales que consideraba innecesarias en aquel entonces.

Pero se le olvidó la tercera, el Departamento de Energía, se quedó en blanco durante unos segundos que parecieron eternos y sólo fue capaz de decir "Oops", expresión que en inglés denota la admisión de que se ha incurrido en un error, por lo general, leve.

Aquel lapsus supuso el fin de sus aspiraciones presidenciales en 2012, aunque lo volvería a intentar en este ciclo electoral, en el que fue una de las víctimas del llamado "fenómeno Trump", si bien el magnate cuenta ahora con su antiguo adversario.

Así, el exgobernador de Texas sucederá en el cargo a Ernest Moniz, físico nuclear que desempeñó ese puesto durante el segundo mandato del demócrata Barack Obama, aunque Perry no tiene formación en esa materia.

Nacido hace 66 años en el seno de una familia de vaqueros en pleno Lejano Oeste americano, Perry llegó a la Gobernación de Texas en diciembre de 2000 sin pasar por las urnas, ya que su predecesor, George W. Bush, se mudó a Washington para guiar los rumbos del país.

Desde entonces, el líder republicano ganó las elecciones en tres ocasiones (2002, 2006 y 2010), relegó a los demócratas al ostracismo político en Texas y se convertió en el gobernador que más tiempo ha pasado en el cargo, más de 14 años.

No es su único récord: durante estos casi tres lustros, Perry demostró su mano dura al supervisar la ejecución de 279 presos, más que ningún otro gobernador en la historia de Estados Unidos y más que ningún otro estado desde que se restableció ese castigo en 1976.

Además, al dejar el cargo en enero de 2015, cuando Greg Abbott le sucedió, Perry abandonó el poder texano con un proceso judicial abierto en su contra, algo que no pasaba en Texas desde 1917.

Había sido acusado por un jurado popular de abuso de poder y coacción, tras haber amenazado a una fiscal demócrata que había sido sorprendida ebria al volante con retirar una partida económica para su oficina si no renunciaba al cargo.

Con una larga trayectoria política a sus espaldas, Perry se estrenó en el Capitolio de Austin en 1984 como representante demócrata y sirvió a los intereses liberales durante tres legislaturas, hasta convertirse en 1989 en republicano.

Antes, había ejercido durante cinco años como piloto en la Fuerza Aérea, participando en misiones en África y Centroamérica, y más tarde se dedicó, junto a su padre, al negocio del algodón en el rancho familiar.

El exgobernador de Texas Rick Perry (d) es visto en la recepción de la Torre Trump en Nueva York. Foto: EFE

Su gestión tuvo idas y venidas: miembro de la Asociación Nacional del Rifle, conservador, religioso y contrario al intervencionismo estatal, erigió a Texas como un contrapoder frente a Washington, enfrentado a la reforma sanitaria del presidente, Barack Obama, y con una postura cambiante sobre inmigración.

Si en 2001 apoyó la Texas Dream Act, una ley que permite a indocumentados el acceso a la Universidad en condiciones ventajosas, ahora es un firme opositor de las políticas migratorias promovidas por Obama.

En verano de 2014, Perry militarizó la frontera entre Texas y México en una de las mayores crisis migratorias de los últimos años para disuadir de cruzar a los menores no acompañados que huían de la violencia de las pandillas en Guatemala, El Salvador y Honduras.

Perry también fue artífice del llamado "milagro texano": regada por los altos precios del petróleo de los últimos años, la economía del estado de la estrella solitaria despuntó durante su mandato en creación de empleo y atracción de empresas mediante estímulos fiscales.

Casado y padre de dos hijos, el que ahora se convertirá en la cabeza del Departamento de Energía, dejó su cargo con un 60% de popularidad, aunque con la incertidumbre de la bajada de los precios del crudo.

Tras su caída estrepitosa en su primera apuesta presidencial hace cuatro años, durante meses recaudó fondos para un segundo intento en este ciclo electoral, pero tampoco fue capaz de prosperar al cruzarse en su camino Donald Trump, ahora su nuevo jefe.