¿Elegir?
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¿Elegir?
Votemos el próximo domingo. No pensemos en los candidatos sino en nosotros mismos, en nuestros hijos y nietos.
El próximo domingo toca a los coahuilenses elegir varios ciudadanos que deberán representarnos. ¿Representarnos?, claro, les pagaremos para que luchen por nuestros intereses. ¿Los nuestros?, sí, los de todos, no los de ellos. ¿Habla usted en serio?, preguntarán. Me parece que sí. ¿Y por qué esa sensación de titubeo?, ¡hombre!, nada menos que por la experiencia: aquéllos que dicen representarnos se han representado a sí mismos beneficiándose con el poder, favoreciendo a sus cercanos, robando descaradamente, abusando en lo que les es posible.
El malestar se palpa en la sociedad, puede tocarse con las manos y verse con los ojos. La gente muestra hartazgo de enterarse cotidianamente del excremento que generan no pocos mandatarios y, en estos días, los candidatos a puestos públicos. La mierda que se arrojan unos a otros no sería palpable si ellos tuvieran otros recursos: retóricos, experiencias de vida, referencias serias sobre la situación el País y de cada una de sus regiones y microrregiones, lecturas...
Los dos punteros al Gobierno del Estado (según sus encuestas), Riquelme y Anaya, son quienes han mostrado la peor educación. Cuando lean sus propias declaraciones dentro de 20 años deberán sentir una infinita vergüenza porque emitieron tantas idioteces y majaderías. De veras, simplemente pensando en los niños, ninguno de los dos merece ser gobernador. ¿Qué dirán a los escolares cuando deban dirigirse a ellos?
Fueron invitados por varias organizaciones no gubernamentales del área cultural a una reunión los candidatos a gobernador para que diesen a conocer sus proyectos en el rubro: ninguno acudió. Hay que decir que varios se excusaron, pero los dos mencionados ni siquiera tuvieron la educación suficiente para decir: “no puedo ir, discúlpenme”. Se invitó a los que aspiran a ser alcaldes de Saltillo: asistieron cuatro y ni el PRI ni el PT ni el PRD fueron capaces de concurrir o excusarse. Los cuatro presentaron respuestas a los cuestionamientos que se habían preparado y que expuso Gerardo Hernández. Todos respondieron con cierta desenvoltura y proyectos específicos; creo, también, que no consideraron que su mandato tendrá una temporalidad muy pequeña (8 ó 9 meses, no más). Esther Quintana hizo saber que desde la Cámara de Diputados consiguió dinero para varios proyectos culturales en Saltillo (ésa era su representación). Rodolfo Garza mencionó los cambios habidos en Medellín, Colombia, que pasó de ser una de las ciudades más violentas del mundo a una en que floreció la cultura y transformó la ciudad: eso haré en Saltillo, dijo. Fausto Destenave atacó en varias ocasiones a Esther y aseguró que él hará que Saltillo vuelva a ser la Atenas de México. El cuarto candidato, Danao, fue muy simpático, pero poco convincente.
A pesar de las encuestas, muchas personas creen que para Saltillo sólo hay tres candidatos: Esther, Rodolfo y Manolo. Debo decir que el alcalde Isidro López cometió una enorme indiscreción cuando declaró que irá tras la reelección dentro de un año. Esto daña en mucho a Esther Quintana porque la deja en el nivel de conserje (¡cuídame la casa mientras vuelvo!), cuando ella no para en elogios a Isidro…
Votemos el próximo domingo. No pensemos en los candidatos sino en nosotros mismos, en nuestros hijos y nietos, en el futuro o, mejor dicho, en el presente, que es, como dijo Heidegger, el único tiempo que existe (aunque se deslice continuamente). Nos han dado de golpes y todavía no llenan: votemos contra ellos, es nuestra oportunidad, quizá la última.
¿Elegir?, hermosa palabra y mejor significado. Nos llegó del latín eligere y electio: ambas se originan en los términos “leer” y “enseñar” (¡mil pesos a que Aurelio Nuño no lo sabe!), así que esta elección invita a leer los hechos, lo que sabemos de nuestra desgracia política y a recibir lecciones de la realidad. Elegir es, por tanto, un acontecimiento personal que tiene implicaciones amplias y que beneficiará o perjudicará a todos por igual (menos a los que viven de nuestros recursos). ¿Cómo lees el futuro de tus hijos?, ¿qué lecciones puedes recuperar de este pasado, tanto el pasado lejano como el inmediato? ¡Responde, no te hagas loco!