Elecciones y frustración

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Elecciones y frustración

La pobreza del discurso de la mayoría de los candidatos es lamentable. Casi todos salieron buenos para señalar porquería de sus competidores, pero muy poca oferta real

A unos días de la votación, nos sentimos alejados de la sensación que en otros tiempos nos querían imprimir: “la fiesta de la democracia”, “la participación cívica por excelencia”, “tu voto puede cambiar el rumbo”. Porque lo que hemos estado viendo es el dispendio más escandaloso de que se tenga memoria, sobre todo en un Estado que está en quiebra (se pagan dos mil millones de intereses anuales). ¿Razones?, precisamente la lógica del PRI. ¿Leyó usted la declaración del diputado César Camacho Quiroz hace unos días en su estancia en Coahuila?, le prometió a Riquelme que desde la Cámara aprobaría los recursos necesarios para sus proyectos en el Estado. ¿No le parece que tal oferta raya en la delincuencia?, ¿cómo puede un dirigente del Poder Legislativo ofrecer dineros a un personaje que no es nadie? (Perdón, me explico: Riquelme es un ciudadano que quiere ser gobernador, es decir que no tiene ahorita mismo ninguna representatividad, no es más que un individuo como usted y yo, ¿será que Camacho me ofrecería ayuda económica desde Palacio?).

Las campañas no han calentado el ambiente. La pobreza del discurso de la mayoría de los candidatos es lamentable. Casi todos salieron buenos para señalar porquería de sus competidores, pero muy poca oferta real. Quiero decir que no se ven las plataformas o planes de desarrollo claramente pensados, con datos, con un cronograma (¿cuándo lo llevarán a cabo, a quién servirá, de dónde obtendrán los recursos?). Sus mutuos ataques los desnudan porque en su mayoría son personales.

Cierto que hay cuestiones interesantes. Por lo que sé, Morena tiene un buen avance en el Centro y Norte, con muchas posibilidades de conquistar algunos de los pequeños municipios y, en especial, la Alcaldía de Monclova. Claudia Garza del Toro ha levantado gran simpatía. Sería un gran anuncio para que ese partido se fuera instalando en las mentes de los coahuilenses para el 2018. Monclova es uno de los municipios más significativos del Estado, por donde se le mire, y Claudia, además de ser mujer y ser honesta, es un huracán: ella asegura un nuevo amanecer para la región.

Otro dato curioso: Martín Bringas, uno de los dueños de Soriana, también uno de los cuatro “propietarios” de La Laguna, declaró enfáticamente que no votaría por ninguno de los dos torreoneros, Riquelme o Anaya, sino que ya se decidió por el sampetrino. Si sabemos que Bringas ha sido uno de los promotores de que La Laguna se separe de Coahuila y Durango y de imponer a un lagunero en la Gubernatura, resulta significativo que pida no votar por el PRI ni por el PAN, sino por el independiente Javier Guerrero. No es poca cosa viniendo de quien viene.

En lo que toca a Saltillo, los dos candidatos que están realizando una campaña novedosa y propositiva son Rodolfo Garza y Esther Quintana. Siento que la prensa no les ha prestado la atención suficiente, pues aparecen en pequeños espacios, recuadros y noticias, excepción hecha de la página que les dedicó VANGUARDIA. Ambos proponen un Saltillo más humano, más de todos, más culto. Diré algo que quizá no les agrade a ellos, pero si acaso no ganan la contienda, no es que la hayan perdido, sino que las fuerzas que se mueven son tan desiguales que casi son la expresión de una imposición. Ésta es una Alcaldía de un año, que en realidad se trasformará en una de ocho meses: les quedará cuerda para lanzarse por la de tres.

En lo que toca al futuro de Coahuila, nadie puede opinar, ni siquiera los psíquicos ni las brujas ni los profetas o las sibilas. Lo que sí se entrevé es una enorme responsabilidad de quienes triunfen porque van a encontrarse con que el cochinito ya fue roto, que las deudas están intactas, que para Peña Nieto y su equipo no somos importantes. Siguen décadas de austeridad y de mucha creatividad en el caso de que nuestros políticos sean honestos; otra posibilidad es el infierno. “El color que el Infierno me escondiera”, escribió Dante Alighieri, en relación a la visita a ese lugar. ¿Quién será el Virgilio que nos conduzca?, no sabemos si habrá un Virgilio, pero sí que estamos más cerca del infierno de lo que creemos (y sin guía).