Elecciones inéditas en Coahuila

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Elecciones inéditas en Coahuila

He sido testigo de muchas contiendas electorales. En los últimos cuarenta y siete años he participado como representante de partido, de candidato, en las casillas y en las juntas distritales y estatales, además de escribir diversas crónicas de contiendas electorales para diversas publicaciones, tanto en Coahuila como en el país. Pero ahora me considero un iletrado respecto de las formas y métodos que existen para cometer un fraude electoral. En los comicios para elegir gobernador de Coahuila, el pasado 4 de junio se presentó, todas las maneras para calificar como fraudulento el proceso electoral. Desde la inequidad en la distribución de recursos durante las campañas hasta el decimonónico robo de urnas. Rechazo de representantes electorales de los partidos opositores y candidatos independientes hasta la compra de los funcionarios de casilla y encargados de vigilar el proceso. La compra de votos de los ciudadanos a través de dinero o despensas, tinacos y más, es cosa común que ya no sorprende a nadie. Es parte del folclor priista.

Lo que por lo menos a mí me llama la atención es el silencio de la iniciativa privada. Los empresarios han jugado un papel importante para contener los excesos de los gobernantes. Desde el siglo XIX, cuando las batallas eran con balas y cañones, la clase empresarial siempre actuó como contenedor de ambiciones y arbitrariedades. El exceso del aún gobernador para garantizar el triunfo de su otrora empleado, ahora gobernador electo, ha sido ignorado por los empresarios coahuilenses, simplemente no vieron la burla a la ciudadanía. Recordé a través de la lectura del libro “Los Madero, La saga liberal” de Manuel Guerra, la  valentía de los empresarios fundadores como Evaristo Madero y otros, cuando se opusieron con energía a la aventura imperialista de quienes apoyaron con todo a los invasores franceses, como el caudillo norteño Santiago Vidaurri. Madero y otros empresarios de Nuevo León y Coahuila actuaron con el patriotismo por delante y Vidaurri fue fusilado antes que el propio Maximiliano y los generales que aceptaron la desmesura, Miramón y Mejía. Sin ser políticos, sino comerciantes y fabricantes, actuaron en defensa de la razón y la justicia. Sus descendientes, es decir los actuales e influyentes empresarios, han preferido la tranquilidad en espera de la oportunidad de hacer nuevos negocios.     

Salvo contadas excepciones, los empresarios coahuilenses no han alzado la voz ante el atropello, ignorando que la prosperidad es producto de la paz y la tranquilidad, del respeto a las leyes y de la confianza de la sociedad para con sus gobernantes. Y los negocios no crecen en la inseguridad, en el abuso o la burla a los ciudadanos. Mirar hacia atrás y aprender de las lecciones debería ser la máxima para la ganancia económica en el futuro. 

La última y nos vamos
Los espías siempre han sido empleados de los gobernantes, escuchan y miran a quienes les son señalados como potenciales peligrosos por los que mandan. Los espiados, pues, son políticos, periodistas o únicamente detentadores de secretos que quieren conocer los que gobiernan, casi siempre en oscuridad e impunidad, y desean continuar haciéndolo a como dé lugar. El debate actual sobre el espionaje me parece una suerte de piruetas o malabarismos que se suceden con la historia misma. El espionaje en el pasado proceso electoral nacional es simplemente otro episodio más, en la querella interminable.

mvalehe@yahoo.com.mx