El voto útil ¿Dónde está?

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El voto útil ¿Dónde está?

El voto útil es el que, para derrocar a un régimen injusto, la mayoría indecisa otorga a su más cercano contendiente

Sabemos, sobre todo después de cierta edad, que lo óptimo es comer sano y estar en forma.

No se trata de vencer a la muerte (de esa nadie se escapa) ni al paso del tiempo, sino que es la única manera de tener una posibilidad (no garantizada) de vivir con cierto decoro  los años de vida que tengamos asignados por vaya usted a saber qué suprema instancia, divina o guasona.

Los problemas comienzan, al menos para la gente como yo que tendemos a sobre analizar todo, cuando cada quien parece tener su propia opinión o concepto de lo que significa comer bien y ejercitarse.

“Lo que sea que hagas, con que te muevas”, opinan unos, lo que no suena tan mal.

“No, tiene que ser ejercicio aeróbico, de otra forma no cuenta y no te ayuda en absoluto”… ¡Hhmmm, ya no suena tan sencillo, pero vale. Ejercicio aeróbico pues.

“Pero ten cuidado, que sea de bajo impacto, no te vayas a chingar las rodillas”. O sea que ya no puedo ejercitarme corriendo a la antigüita, sino que tengo requerimientos especiales.

“Asegúrate de usar el calzado correcto, porque si no luego te puedes provocar una lesión grave, vigila tu ritmo cardiaco, haz calentamiento previo, no corras en asfalto, hazlo en una pista de tartán y…”. ¡Mejor vámonos a los tacos!

Y a propósito, esa es la parte sencilla, lo verdaderamente complicado es lo referente a la nutrición, ya que, como dije, todos son unos auténticos expertos en el tema, lo que estaría muy bien de no ser porque las teorías de unos y otros se contraponen entre sí.

A mí, que no les he hecho nada, me vinieron primero a tirar todo el azúcar de mi casa para sustituirla con endulzantes dietéticos; después me dijeron que me deshiciera de ellos porque son literalmente veneno, que optara por el mascabado o el aguamiel; luego me salieron con que la opción realmente saludable era la stevia (que nunca endulzó ni madres, por cierto), aunque luego me precisaron que en sobrecitos no sirve, que tiene que ser la hoja natural, cortada del arbusto y serenada en luna de octubre. Total que opté por ya mejor no endulzar nada. Pero ahí no acaba el problema. Ya que los azúcares son uno de los muchos señalados como responsables de nuestro depapaye metabólico. Ya sabe, para algunos el problema son las carnes rojas, pero para otros el gran enemigo son los carbohidratos. Luego llegan las modas y con éstas nuevos asesinos por ingesta, como el gluten, del que jamás escuchamos hablar pero resulta que es peor que hacer bailar “El Pasito Perrón” al Niño Dios en plena Cuaresma.

¡Las grasas! ¡No, los lácteos! ¡No, son los conservadores! ¡Que no, que son los pesticidas! ¡Son las hormonas!

¡Órale, pues! En lo que se ponen de acuerdo voy a darme un atracón con un alimento representativo de cada grupo maldito.

Democráticamente nos encontramos en las pinches mismas: Sabemos qué es lo que requerimos con urgencia para medio reestablecer nuestra salud social: ello es derrocar al PRI en Coahuila, castrarlo y cortar de una vez y para siempre la infame dinastía política de los Moreira Bros.

Al PRI lo necesitamos exactamente de la misma manera en que ocupamos a esas lonjas de potenciadores de la muerte que cargamos a los costados.
Bien, es de gente pensante el admitir que tenemos un problema e incluso identificar cuál sería un buen primer paso.

La bronca es entonces la multiplicidad de opciones: Sabemos que ni de chiste alguien con tantito sentido de responsabilidad votaría por Riquelme, pero ¿a quién le confiamos entonces nuestro voto si no queremos que se diluya en una contienda saturada de candidatos? ¿Quién de los contendientes representa en esta ocasión el voto útil?

Sólo por mencionarlo, el voto útil es el que, para derrocar a un régimen injusto, la mayoría indecisa otorga a su más cercano contendiente, al que tiene mejores posibilidades en las preferencias, aunque no sean dicho aspirante o sus políticas muy populares. De lo único que se trata es de refrescar el Poder.

El voto útil es aquel que se emite, digamos, por el menor de los males. Sí, pero ¿Dónde está en esta ocasión el voto útil?

Durante el priato clásico solía pensarse que el voto útil estaba por necesidad en el PAN, pero el actual candidato deja mucho que desear y no garantiza una verdadera alternancia ni un saneamiento de la administración pública. Hoy sin embargo la bestia priísta está débil por el hartazgo luego de atiborrarse durante un sexenio doble  y es vital que votemos en contra, pero no a lo pendejo.

Lo importante, insisto, es arrebatarle el Poder a la Cosa Nostra Tricolor. Ya no importa la ideología de quien se postula. Derecha, izquierda o cualquier opción del espectro intermedio, da lo mismo cuando la urgencia es ganar el acceso de los ciudadanos a las cuentas, a los libros, a los expedientes desde donde se fraguó nuestro saqueo.

Son varias las opciones y no sabemos aún quién es el voto útil aunque ya anticipamos quién se antoja un mero desperdicio de valiosos sufragios. Queda tiempo aun para analizarlo, según se vaya definiendo el cartel y se asienten las preferencias (quizás veamos algunas alianzas).

Lo malo de tener diversidad de opciones para resolver un problema y tener que escoger sólo una, es que ello constituye un nuevo problema, adicional al primero, que exige todo nuestro juicio, conocimiento y prudencia.

Pero si nos falta juicio, sapiencia o mesura, siempre cabe aquello de echar suertes con papeletas en un sombrero y dejárselo todo a la veleidosa diosa Fortuna (¡Salve, María, dame Señora Puntería!). ¡Total, mientras no sea el PRI!

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