El verdadero costo de la gasolina

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El verdadero costo de la gasolina

Con un nuevo año, llegan nuevas controversias. Los primeros días del año 2017 han estado plagados con protestas en contra de las medidas tomadas por parte del Gobierno Federal que llevan al incremento de alrededor de un 20 por ciento a los precios de la gasolina en el País.

No toma mucho tiempo analizar la situación, para entender los graves efectos que podría tener el precio de la gasolina en la economía del País. Aumento en el costo del transporte público. Aumento en los precios de los productos transportados por tierra. Pero, sobre todo, el efecto en los ciudadanos que deberán invertir más en gasolina. ¿Es malo para el País este incremento en el precio de este combustible? Parece obvia la respuesta, ¿no?

Hace falta analizar la situación, para encontrar que, como muchas cosas en la vida, no todo es tan simple como parece. La gasolina es el principal combustible utilizado alrededor del mundo, tanto para transporte privado como público. Analizar la situación de países ajenos al nuestro, nos lleva a concluir que, aún con el nuevo incremento, su precio alcanza un promedio de 17.79 pesos por litro para el mes de enero 2017, precio que todavía permanece internacionalmente competente, muy por debajo del promedio en el mundo de 22.38 pesos por litro.

Hong Kong y Noruega ocupan los primeros lugares con los costos más altos con 41.33 y 39.16 pesos por litro, respectivamente, mientras los lugares más bajos le corresponden a Venezuela y Arabia Saudita con precios de 0.19 y 5.12 pesos por litro.

Una tendencia interesante aparece una vez que observamos los países con los mayores precios, la cantidad de carros por mil personas tiende a disminuir, así como el consumo de la gasolina.

Consideren este ejemplo, contrario a la política de bajos precios, los países europeos tienden a tener gasolinas más caras, así como un transporte público barato, lo que repercute en la cantidad de carros y consumo de gasolina. Los costos determinan el consumo de gasolina, así como el uso de transporte público.

Estas medidas tienen no solo un beneficio económico, sino también ambiental. El verdadero costo de la gasolina es difícil de medir. No solo habría que  tomar en cuenta el precio del petróleo, el proceso de refinación, transporte y distribución, sino que también se debe medir el efecto que tiene en el medio ambiente.

El incremento del costo de la gasolina lleva a reducir su consumo y aumentar la conciencia en la población que utiliza vehículos que funcionan con este combustible. Empieza a haber preferencia hacia carros más pequeños y eficientes. Se incrementa el uso de otros medios como transporte público, bicicletas o incluso caminar. Se empieza a mover la sociedad en una dirección más ecológicamente responsable.

Es totalmente comprensible el enojo de la gente por el incremento del precio de la gasolina, pues la desconfianza en el Gobierno está en aumento. Sin embargo, hay que considerar que el subsidio de la gasolina beneficia principalmente a una minoría de un poder adquisitivo relativamente alto que cuenta con automóvil.

Así que la próxima vez que exijamos al Gobierno algo, no hay que exigirle que baje los impuestos de la gasolina, sino que utilicé los recursos que reciba de mejor manera, invirtiendo en ofrecer un mejor transporte público, mejorando los caminos para los peatones y la infraestructura para poder viajar sin carro y, sobre todo, que lo invierta en nosotros los ciudadanos.

Pues es urgente exigir que la burocracia y la corrupción no tomen prioridad frente a nosotros como mexicanos; sin embargo, no hay que dejar que la gasolina lo haga tampoco.