El último ejemplo de pobreza en la Concacaf

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El último ejemplo de pobreza en la Concacaf

Lo ocurrido con el equipo haitiano Arcahaie es la última muestra de la pobreza institucional y futbolística que impera en la Concacaf. Selecciones y clubes sin recursos para solventar sus gastos, ni para generar proyectos.

Y a pesar de los esfuerzos llamados “programas de apoyo para el desarrollo en el área”, por supuesto que puede más y es más fuerte la desigualdad que existe, algo que no solamente tiene que ver con el futbol, pero claro que pega en lo deportivo, en donde no solamente vemos juegos aburridos, de una miseria futbolística a considerar, sino que —además— confirmamos que no tienen dinero para cubrir los gastos mínimos de competencia.

Y así no se puede tomar en serio a una confederación. Aun con todo esto, México está sujeto a seguir compitiendo en la misma, y tendrá que ser así.

Ahora, imagínense que inician un torneo como la Concachampions, que es su competencia más importante a nivel de clubes, y uno de sus equipos, el haitiano, no puede jugar de local en su estadio por cuestiones de seguridad y porque no cumple con las medidas establecidas. Ya desde ahí, las cosas no pintan bien; ahora, imagínense cuando no tiene dinero para hacer el viaje al partido de vuelta.

No solamente se trata del Arcahaie, esto ha pasado con otros clubes y hasta a nivel de selecciones. Entonces, ¿para qué poner a competir a estos equipos, si no cumplen con las garantías de ser participantes en torneos? Si solamente es por los votos, entonces que sigan con donaciones, entregándoles dinero, y listo, pero que no afecten en lo deportivo a los demás.

Viene la Copa Oro, y antes habrá una fase de clasificación para selecciones de menor nivel en Florida. No es forzoso que participen, en verdad, y —si es necesario— que se haga con menos equipos, o hasta con invitados, pero que no dejen en ridículo a un área de por sí vista con malos ojos por los antecedentes de algunos de sus exdirigentes.

La Concacaf necesita potencializar su futbol, no puede seguir con este tipo de papelones, porque —más allá del juego de pedir-dar de algunos clubes y selecciones— siguen sin entender que su producto, salvo lo que se genera con las selecciones mexicana y estadounidense, no está dando para más, y estas dos federaciones puede que no siempre sigan remediando todo lo que no hacen las demás.


Gerardo Velázquez de León

El Fondo del Meollo