El turismo cultural
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El turismo cultural
Cada año más de mil millones de personas en el mundo ejercen el turismo como visitantes de destinos múltiples de acuerdo a su bolsillo y a sus intereses.
En México, en 2016, por concepto de divisas generadas por el turismo de extranjeros se obtuvo un monto de 20 mil millones de dólares, cifra similar al ingreso por concepto de exportación de hidrocarburos.
Los seres humanos tienen necesidad de recrearse en paisajes y atractivos distintos a su lugar de origen. Pero ahora, en condiciones de cambio climático, el turismo debe privilegiar a los pueblos originarios y comunidades de la ruralidad con el enfoque cultural de identidad.
Estar en Colombia siempre resulta una nueva experiencia. Ahora, con el propósito de conocer más los esfuerzos que se han desarrollado en materia de planificación territorial, medio ambiente y movilidad urbana por parte de la Dirección del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, en el Departamento de Antioquia, con sede en Medellín, participé con dos conferencias dentro del Colombia Travel Expo, plataforma organizada por la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco), en la que se mostró la riqueza biológica y la muticulturalidad de un importante país latinoamericano.
Colombia cuenta con un territorio espectacular, tradiciones, danzas y gastronomía propia, de tal manera que el sector privado y los organismos públicos están apostándole a la convivencia entre los ciudadanos locales, a la seguridad que garantice el ejercicio del turismo para connacionales y para extranjeros, y al impulso de la paz como base del desarrollo humano.
A la concurrencia invitada compuesta de hoteleros, académicos y funcionarios (afortunadamente los menos) les interesaba conocer las prácticas mexicanas así que les compartí lo que hacemos en materia de turismo cultural desde el Programa de Pueblos Mágicos con sus fortalezas y debilidades, mostrándoles principalmente el trabajo desarrollado por los Centros Holísticos de la Fundación Mundo Sustentable con las poblaciones indígenas chontales, yaquis y tarahumaras. Particularmente lo que ha ocurrido en los últimos 20 años en Bustamante, Nuevo León.
En esa conferencia partí de la importancia del patrimonio integral en la construcción del turismo cultural con una mirada sustentable demostrando que es preciso apoyar a las comunidades originarias de América Latina y el Caribe porque son ellas las que salvaguardan los santuarios naturales y requieren ser apoyados para crear emprendimientos que les permitan, como comunidades receptoras, atender muy bien a los turistas con actividades de bajo impacto ambiental y, paralelamente, fortalecer sus ricos bienes naturales y culturales.
En México existen 111 Pueblos Mágicos y muchas municipalidades han levantado la mano para constituirse en uno de ellos, lo que es muy difícil. Existe el imaginario de que hay enormes recursos financieros para apoyar la infraestructura turística en estos pueblos, pero ciertamente esto no es verdad del todo.
Considero que uno de los mejores indicadores de la magia de los pueblos es la cantidad de turistas que se reciben. En esto no juega el cabildeo de la clase política ni los intereses económicos de entidades privadas. Colombia cuenta con una Red de Pueblos Patrimoniales compuesta de 33 comunidades que valdría la pena conocer a fondo.
En Medellín su población ha sabido convivir y dominar lo abrupto de sus montañas sin restarles belleza, y eso lo pude constatar en la eficiencia del Metro Cable, acompañado de Santiago Murillo, un joven muy trabajador que labora en los temas de relaciones interinstitucionales del Área Metropolitana del Valle de Aburra.
Los mexicanos tenemos mucho que aprender de los colombianos y particularmente de los antioqueños que son “verracos”, adjetivo local que los posiciona como “echados pa’ delante”, diríamos en el norte de México, los vencedores del desierto.