El totonaco Romualdo
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El totonaco Romualdo
Hay oficios que se vinculan con personajes, desde algunos que aparecen en la tradición cristiana como San José que era carpintero hasta Gandhi que sabía hilar algodón en una rueca. Pienso que oficios como esos propician la contemplación y el pensamiento profundo.
En los pueblos originarios he encontrado a personas memorables por la profundidad de sus conocimientos que me empujan a la reflexión y a cuestionar el paradigma positivista, que se basa en que nada es subjetivo y que al espíritu del conocimiento se llega desde elementos externos que determinan la manera de actuar y de pensar.
En el caso de los saberes ancestrales, son las causas provenientes de la subjetividad y la intersubjetividad las que pueden determinar los hechos sociales como lo son las artes indígenas.
Romualdo García de Luna es un totonaco que se dedica a la carpintería. Lo conocí en el Centro de Artes Indígenas cercano al Tajín. Su taller es impecable, tanto por el orden como por los objetos de arte utilitario que produce y que se presentan a la vista como frutos de madera con vida propia.
Este hombre circunspecto declara que el arte une y que los artistas buscan ser un espíritu libre. “Los árboles son antenas transmisoras y a través de ellos viajan nuestros pensamientos”, expresa el carpintero con seguridad indescriptible.
Y nos habla de la necesidad que tiene cada ser humano de encontrar su propio don, que es aquel oficio que no le representa ningún tipo de quejas y que puede desempeñar sin cansancio. “Al encontrar el don me pongo a soñar y me comunico con las deidades, me conecto con el cosmos, con el infinito”, dice Romualdo.
“Cuando tenemos el don somos los dueños del tiempo y tenemos el sentido del buen vivir. Sin quejas generamos luz en todos los planos”. Con estas frases envolventes que parten de subjetividades, el paradigma humanista se puede entender de una manera total. Más allá de las frases está la convicción de un hombre que comprende sus raíces y su relación con la tierra y el cosmos.
“Cuando se tiene el espíritu de los dioses el hombre danza, al danzar se vuelve Dios y los dioses se vuelven hombres. Cada quien debe buscar su propia creatividad. El don es hacer algo que no te cansa, ese es tu don: es lo tuyo. Es encontrar tu razón de ser…”.
Muchos siglos después de que el filósofo Pitágoras enunciara que la mejor manera de aprender es enseñar, el totonaco Romualdo García comparte que el buen maestro no es el que enseña sino el que aprende de sus alumnos.
Inició la gestión política como Presidente de la República de Andrés Manuel López Obrador, y lo que mostró al recibir el bastón de mando por parte de los pueblos originarios de México es que tiene un respeto por ellos. En una entrevista realizada por un periodista de televisión, López Obrador expresó que los indígenas son la verdad más profunda.
Creó para su sexenio el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas sustituyendo la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. El titular de este instituto será el abogado oaxaqueño Adelfo Regino. Quiero confiar que se potenciará la profundidad de pensamiento, las artes y las ciencias de los indígenas mexicanos para los que tenemos una gran deuda social pendiente.