El torpe razonamiento

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El torpe razonamiento

Como medida para evitar el consumo de tabaco, la Cámara de Diputados ha enviado al Senado un dictamen donde propone reducir el impuesto, a la mitad, a aquellas cajetillas que vendan cigarros de menor tamaño. Con esta propuesta, los legisladores pretenden obligar a la industria tabacalera a cambiar la presentación actual y empezar a fabricarlos más pequeños, así los fumadores consumirán menos nicotina. 

Cualquiera pensaría que el planteamiento de los Diputados descrito en el párrafo anterior es una estupidez. Sí lo es; sin embargo, no está tan alejado de los cambios propuestos a la Miscelánea Fiscal, donde contemplan una reducción del 50 por ciento en el impuesto a las bebidas saborizadas que tengan hasta cinco gramos de azúcares añadidos por cada 100 mililitros.

En palabras de Ricardo Anaya, líder nacional del PAN, “quienes propusieron esto, ¿qué es lo que están buscando?

Decirle a la industria que hagan un esfuerzo para incentivar el consumo de bebidas que tengan mucho menor contenido calórico”. Los diputados no buscan que los mexicanos tomen agua, o una bebida sin azúcar, lo que quieren es que su consumo sea “lo menos peor”. Razonamiento, como el del párrafo de ficción con el que empiezo esta columna, bastante torpe.

Aún más grave, Alejandro Calvillo, director de la organización El Poder del Consumidor, señala que la lista de bebidas a la cual se les reduciría el impuesto incluye productos enfocados específicamente para niños. “La medida de reducir el impuesto tendrá su mayor impacto en los niños, ya que todas las agüitas saborizadas de Nestlé, Coca Cola, Danone y Pepsico, diseñadas, publicitadas y comercializadas para niños pequeños tienen esa cantidad de azúcar (5 gramos de azúcar por 100 mililitros). La medida favorece la comercialización de esos productos en la población más vulnerable”. Más claro, ni el agua. 

Por su parte, en el Senado, la panista Marcela Torres Peimbert, señaló que la aprobación de la reducción del impuesto es resultado de la presión de los cabilderos de las refresqueras sobre los diputados. Esperaría que este conocimiento se lo compartiera a los demás senadores, antes de que también caiga sobre ellos la misma “presión”, que olvida el objetivo del gravamen: mejorar la salud de los mexicanos. 

En nuestro País hay más muertos por tomar refresco que por el crimen. Así lo demuestra un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Harvard y Tufts: 24 mil mexicanos mueren al año por el consumo de bebidas azucaradas. 

Veremos hasta dónde llega la seducción de los cabilderos en el Senado, sería un despropósito, pero de torpes razonamientos están llenas las decisiones de nuestros representantes.