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El sol en la palma de su mano
En un viaje por la ruta de la seda que realizó en 2012, Michael Papadakis cargado con sus herramientas y materiales para el dibujo, descubrió el potencial de crear imágenes utilizando la luz solar a través de una lente reflectora. Cuando esto sucedió, dejó este equipaje artístico que se había vuelto ya pesado y cargó solamente con su lupa durante el resto de la travesía. “Cuando sostuve el lente supe que podía dibujar con él, salí, lo probé y tuve esta sensación de nostalgia, como si lo hubiera hecho en mi vida pasada”.
Entre las prioridades del artista se encuentra la seguridad al trabajar con la técnica y el poder enseñarla a los niños, por eso para él lo que comúnmente se conoce como pirografía solar, le llamó “heliografía”. Explica que la palabra “piro” remite al fuego y que no es su deseo que los padres crean que les está enseñando a manejarlo y a quemar cosas. Por el contrario, busca que los pequeños sean capaces de controlar “el poder del sol” de una manera creativa y no destructiva, quemando plantas e insectos.
Respecto a la seguridad, en una entrevista para la revista norteamericana 303 Magazine, mencionó que siempre trabaja con lentes para soldar y que cuando llega a tener público les aconseja no ver directamente el rayo de luz o protegerse.
Relató también que con su escoliosis (una curvatura inusual de la columna vertebral), su antiguo modo de vida como artista de interior sólo incrementaba el padecimiento. Ahora que trabaja en exterior varias horas al día y que utiliza su cuerpo entero, ese aspecto de su vida también ha mejorado.
Papadakis ha creado anuncios para algunas compañías y negocios, lo cual le ha llevado a considerar esta técnica como una alternativa sustentable para la publicidad. El primer anuncio lo hizo para el Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL) sin su consentimiento. Realizó la pieza frente al edificio y captó su atención de una manera positiva. Desde entonces han seguido en contacto para el desarrollo de nuevos proyectos.
Con respecto a la técnica misma y después de haberla estudiado durante los pasados cinco años, ahora que ya conoce sus posibilidades y límites puede explicar que no es más que simplemente dibujar con otro medio. No sólo usa diferentes superficies, algunas con hasta 50 cm de diámetro, sino que ha identificado las propiedades del espectro luminoso.
“Con un lente magnificador hay un rayo de luz con forma de reloj de arena que aparece después de pasar por el material. La mitad superior es roja, verde y amarilla, mientras que la inferior, azul, verde y morado. Curiosamente, son estos colores fríos los más calientes y con los que hay que tener más cuidado”, explicó.
La dificultad de la técnica vuelve casi imposible el evitar un error, pero él ha aprendido a usarlos a su favor, a no considerarlos un fallo sino una oportunidad. “Esta técnica te fuerza a aceptar los errores y a no verlos como tal desde ese momento”.